El reconocido psicólogo se presenta mañana en Mar del Plata para conversar con el público. Antes habló con Bacap sobre el amor, el sufrimiento y las relaciones tóxicas.
Por Alejandra Bertolami
“El amor sano no duele y cuando duele, es porque es desamor y tóxico”, asegura el psicólogo Alejandro Schujman que este sábado 2 de julio se presenta en Mar del Plata.
El especialista en familia y adolescencia propone una mirada distinta a los vínculos de pareja en los que todos podemos reconocernos en algún momento de la vida.
Con el propósito de realizar un recorrido por los distintos tipos de amor, junto a la periodista Brenda Caretto como invitada, estará en Project Room de Chauvin (San Luis 2849).
–¿A qué se denomina una relación tóxica?
-Es todo lo que no es sano de manera sistemática en el tiempo y predecible. El amor sano no duele y cuando duele, es porque es desamor y tóxico tiene que ver con el apego, con un lugar de intersección, no nos une el amor sino el espanto: las señales están siempre ahí.
Cuando alguien entra en un vínculo en el que va a sufrir, hay alarmas que se prenden. Muchas veces las expectativas, el miedo al fracaso o los mandatos, no podemos apretar el botón antipánico que nos saca de ahí. Lo tóxico tiene que ver con vínculos, la codependencia, el apego, con todo lo opuesto a ser compañeros. Funciones que no van de la mano de la responsabilidad afectiva sino el sufrimiento en un vínculo poco placentero.
Empatía
–Nombraste las señales, ¿cómo puede uno detectarlas para salir a tiempo?
-Primero escuchando el propio cuerpo, la intuición y el sentir lo que nos va diciendo. Más allá de nuestras ganas, cuando hay del otro lado alguien que te pueda inyectar mariposas en la panza en primera instancia como forma de seducción, la cuestión del narcicismo y la cuestión del ombligo más grande que el corazón, se ve de lejos. La falta de empatía, que también son los males de estos tiempos.
Todo eso que no sea sencillo de antemano, porque en una relación siempre puede haber conflicto y sería romantizar el vínculo a lo Disney, pero, cuando la historia arranca complicada y hay que remar en aguas correntosas antes de empezar, ahí no es.
Las señales son claras cuando alguien las ve de afuera, cuando estamos adentro con todas las ilusiones y los sueños se hacen difusas, pero, ahí es donde tienen que haber un equilibrio entre un amor propio digno, que hay una posibilidad de armar algo hacia afuera, cuando el amor está en eje las cosas andan. El amor propio viene en reparación.
-Del amor propio se habla mucho, ¿es algo que se construye desde la autoestima y desde la infancia o uno lo va fortaleciendo?
-El amor propio se construye desde el afuera hacia el adentro. A medida que vamos creciendo y lo tenemos que sostener. Si no fueron sólidos los cimientos, después cuesta muchísimo y estamos pendientes de la mirada externa y en eso las redes sociales ayudan muy poquito, dan una mirada distorsionada de la felicidad, de lo que está bien y lo que está mal, los cuerpos hegemónicos, quién no tiene un buen esqueleto en el amor propio, que no es lo mismo con la autoestima.
La autoestima está muy baqueteada, “soltar”, todo esto de revista de autoayuda es bastante más complejo. El amor propio es la relación con uno mismo, que se construye en el inicio y si hay que ir a boxes, habrá que tomarse un tiempo de soledad saludable, reparar lo que haya que reparar y salir de vuelta a las canchas para armar historias lindas.
-¿Existen ciertos patrones que nos hacen elegir un tipo de pareja específico?
-Sartre decía: “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”, con aquellas historias familiares, aquellas amistades inconscientes, aquellos modelos si no son elaborados, no son entendidos, los vamos repitiendo sistemáticamente.
Repetimos sin entender o elaboramos a partir del entendimiento y elegimos. En el amor no es cuestión de azar y de fortuna, sino de elecciones y muchas veces, desde lugares no resueltos, de fracasos, de mandatos y de reparar alguna historia que no es nuestra. Vamos eligiendo según patrones no resueltos que ni siquiera nos pertenecen
Amor y deseo
-¿El amor y el deseo pueden ir por caminos diferentes?
El deseo no es monógamo. La monogamia es una construcción cultural, un acuerdo desde la responsabilidad afectiva que puede ser respetado o no.
Puede haber deseo sin que haya amor y si hay amor de pareja, el deseo debería estar ahí presente porque es una parte importante. El deseo y el amor pueden ir de la mano. Está el tema de los mandatos. “Hasta que la muerte nos separe” y a lo mejor, nos queremos separar mientras estamos vivos y no tiene nada de malo mientras lo hagamos amorosa y empáticamente.
El tema es qué hacemos con las fantasías: las llevamos al acto o quedan en el plano de la mente.
-La charla plantea si sufriste por amor, ¿el sufrimiento es parte indefectible del amor?
-Hay una frase que dice “La tristeza es inevitable y el sufrimiento es opcional”, va a haber momentos de conflicto, de pasarla mal, porque es algo que sucede. Es evitable cuando el sufrimiento se instala.
En el amor y el apego, que serían las dos caras de esta historia, pasa lo mismo. Si el sufrimiento está instalado como constante y cada tanto hay una bocanada de disfrute, entonces no es amor. El sufrimiento es inevitable, pero quizás podemos elegir como gestionamos el sufrimiento y cuánto tiempo lo sostenemos. Cuánto tiempo nos quedamos en una historia donde no somos felices y no tiene perspectiva de cambiar.
🔊 En #ModoAltavoz hablamos sobre los amores imposibles con el psicólogo @AleSchujman 💘. ¿Vos tenés un amor imposible? 💞 @CatadeElia @TV_Publica pic.twitter.com/LwqkhCIMO0
— ALTAVOZ (@altavozatv) February 10, 2021
¿Qué herramientas o cómo podemos hacer para construir un vínculo sano?
La honestidad como bandera, la confianza, el diálogo, el disfrute compartido, las buenas instrucciones en el vínculo, me gusta esto de ser compañero y compañera. Más allá del amor romántico, no hay medias naranjas somos seres imperfectamente completos. Lo que hay es un compartir, dure lo que dure: una noche, una semana, un año o quizás toda una vida, esto es lo que deberíamos garantizar en las historias que vivamos, sin dejar de pasar el cuento de enamorarnos.
– ¿Con qué nos vamos a encontrar en la charla?
-No es una obra de teatro ni una charla debate, son las dos cosas a la vez y lo lindo de esto, es que la gente se olvida que está en el teatro.
La gente se abre como un gran grupo terapéutico en este caso es: “Lo que pasa en Chauvin, queda en Chauvin” y, el recorrido, una puesta donde vamos pasando por diversos temas, los viejos fracasos, los amores sanos, pero el guión lo arma la gente.
La idea es armar una caja de herramientas y la gente se vaya con algo de la experiencia y que pueda ser algo más de lo que vienen haciendo