Jean Pierre Noher protagoniza junto a Ernesto Claudio la obra “El cazador y el buen nazi”, que lleva al escenario el encuentro entre Simón Wiesenthal, el cazador de nazis, y Albert Speer, el ministro de Armamento y amigo de Hitler. En diálogo con Bacap, Noher y el director Daniel Marcove hablan sobre esta pieza teatral.
La temporada teatral 2024 de Mar del Plata incluye una extensa agenda de obras teatrales, muchas de ellas aclamadas por la crítica y con distintos reconocimientos. Dentro de ese grupo de grandes piezas teatrales se encuentra “El cazador y el buen nazi”, protagonizada por Jean Pierre Noher y Ernesto Claudio, bajo la dirección de Daniel Marcove.
La obra, que viene de ganar la estatuilla a Mejor obra de teatro alternativo en los Premios ACE 2023, ya se presentó seis noches en el Teatro Bristol de Mar del Plata y regresará con otras tres funciones el viernes 19, el sábado 20 y el domingo 21 de enero, a las 20, en la sala ubicada en Santa Fe 1751.
La pieza teatral, escrita por Mario Diament, lleva al escenario el encuentro entre el cazador de nazis Simón Wiesenthal y ex arquitecto y ministro de Armamento de Hitler, Albert Speer, que tuvo lugar en mayo de 1975.
“El desafío de representar este encuentro, que fue verídico -sucedió en 1975 entre Simón Wiesenthal y Albert Speer, entre víctima y victimario-, es el de hacerlo bien. Poder interpretar de la mejor manera posible el texto que tan bien está escrito por Mario Diament, que investigó muchísimo sobre este encuentro y sobre Wiesenthal, a quien conoció personalmente como periodista y lo entrevistó muchísimas veces”, cuenta a Bacap Jean Pierre Noher.
El actor representa a Simón Wiesenthal, quien en la obra recibe en su oficina del Centro de Documentación de Viena (Austria) a Alberto Speer (Ernesto Claudio). Esta historia verídica toca muy de cerca la historia familiar de Jean Pierre Noher.
“Sentía el deber moral de que tenía que hacer esta obra por mi propia historia familiar, porque yo, lamentablemente, no pude conocer a mis abuelos paternos, porque fueron asesinados en las cámaras de gas de Auschwitz. Entonces, el desafío es casi personal en ese aspecto y me lleva a involucrarme de tal manera que también me produce mucha satisfacción cuando encuentro la receptividad del público”, reconoce Noher.
Si bien la obra propone un viaje a ese encuentro sucedido en 1975, lleva a los espectadores continuamente al presente. “Este encuentro sucedió en 1975. Increíblemente parece cercano, pero ya pasó mucho tiempo. Yo me acuerdo muy bien de los años 70, como muchos acá en este país. Pero la obra es absolutamente actual. Cuando uno escucha los textos, le rebota de alguna forma y lo trae a la realidad actual donde lamentablemente sigue existiendo el antisemitismo y cada vez más, y el negacionismo. Así que, en ese aspecto, si bien es un viaje en el tiempo, es un viaje en el tiempo que nos lleva a los días de hoy, lamentablemente”, detalla el actor.
Otra particularidad de la obra es que aborda temas universales que interpelan a toda la sociedad. En este sentido, Noher señala: “Son temas universales porque, si bien el Holocausto atravesó terriblemente a la comunidad judía europea, se habla de los derechos humanos, de la memoria, de la verdad y de la justicia. Es algo que atraviesa y son temas universales fundamentales en la Argentina, en Latinoamérica y en tantos lugares del mundo. Sin lugar a dudas, la obra tiene una temática absolutamente universal”.
“El cazador y el buen nazi” es una obra que invita a la reflexión y que interpela al público. “Yo siempre digo que si el teatro logra, aunque sea, modificar un poquito a la persona que entró a la sala y se fue, la tarea está cumplida”, sostiene Noher y agrega: “Esta obra en particular, por los momentos que estamos viviendo, interpela al espectador”.
Por su parte, el director de la obra, Daniel Marcove, habla de la impronta que busca lograr en las puestas en escena de las piezas teatrales que dirige. “Los actores deben siempre poder convocar la mayor cantidad de imágenes, la mayor credibilidad para que esa historia pueda ser contada de la mejor manera. Siempre el actor debe estar generando la ilusión con la mayor verdad. Por eso, es muy importante la conexión entre los actores, la adaptación a cualquier imprevisto que pudiera suceder y, en general, lo que busco es generar el campo de confianza y generosidad para que el actor, que siempre es un gran creador, pueda exponer sus mejores luces y sus mejores imágenes”, explica.
Sobre la obra, Marcove resalta que “parte de un hecho verídico, real: el encuentro entre Simón Wiesenthal, el famoso cazador de nazis, y Albert Speer, el ministro de Armamento de Hitler y también su gran amigo, que logró convencer en el Juicio de Nüremberg que él no estaba al tanto de la solución final, del asesinato de millones de judíos. Tal fue su convicción que el jurado solo le dio 20 años de prisión solitaria, cuando todo el resto fue enviado a la horca. Y en este encuentro se revela la gran verdad, que descubre un hecho tan triste y tan lamentable de nuestra historia”.
Asimismo, el director subraya: “Siempre contar una historia real tiene la potencia de superar cualquier ficción, y esta obra, sobre todo, tiene el desafío de luchar contra el negacionismo. Ir en pos siempre de la memoria, la verdad y la justicia”.
“En el escenario se revive una situación cargada de tensión, de un delicado humor, pero también de la fuerza de lo transcurrido y de lo que nunca hay que olvidar”, concluye Marcove.