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febrero 21, 2025
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La historia del barco “fantasma” que descansa en la costa de Mar del Plata

 

El Marcelina de Ciriza reposa hace más de 30 años a metros de la playa marplatense. De España a “La Feliz”, asados en la cubierta y la noche que lo convirtió en leyenda. 

Por Thom Lahitte

Las playas del sector costero norte están en franco crecimiento. Tanto locales como turistas eligen cada vez con más asiduidad pasar los días veraniegos en la zona que va desde Estrada hasta Constitución. En ésta última, hay una atracción, una curiosidad que excede a la arena y se camufla con el oleaje: los restos del Marcelina de Ciriza. 

Conocido por muchos como el “barco fantasma”, se trata de un buque pesquero que el 20 de junio de 1991, en medio de una tormenta, se desamarró del puerto y viajó 15 km hasta encallar en la zona. El siniestro, que no contó con víctimas ni heridos, se convirtió en postal y punto de interés. 

El tiempo y el mar fueron carcomiendo el casco. La naturaleza no estuvo sola en la tarea degradativa: el buque fue objeto de numerosas sustracciones y robos. Hoy día, la visibilidad es posible durante la baja de la marea, cuándo asoman los fierros oxidados. En la playa hay dos banderas rojas y un cartel qué advierten del peligro, lo que no impide que muchos bañistas se sitúen en zonas aledañas. 

Pero antes de llegar a Constitución y la Costa, ¿cómo llegó a Mar del Plata?

España, Sudáfrica, Mar del Plata

La Casa Ciriza fue uno de los tantos emprendimientos familiares pesqueros qué se desarrollaron a principios del siglo XX. Con asiento en España, Agustín Ciriza y Marcelina Alarcia, dieron comienzo a la compañía alrededor de 1918 o 1919. Con el pasar de las décadas, expandieron la flota, las incumbencias y la familia. Miguel, uno de los hijos del matrimonio, continuó con el negocio. 

En 1965, en el astillero Vulcano de Vigo, se botaría el moderno buque factoría “Marcelina de Ciriza”, con el nombre de la matriarca familiar que, por ese entonces, todavía vivía. El 16 de febrero de ese año partió a Sudáfrica, con un total de 54 tripulantes. Tras unos cinco años de actividad es enviado a pescar al Pacífico Norte, a cerca de Vancouver, algo que Miguel Ciriza catalogaría como “un fracaso”. 

En 1975, la empresa entró en suspensión de pagos y una multinacional, “Transáfrica”, se interesó en la compra del buque pero con la condición de que, si formaba una Sociedad en Argentina, el propio Miguel iría cómo instructor.

Asados y mates incendiarios qué presagiaron el fin

En el trabajo “Casa Ciriza”, de Rosa García Orellán, Miguel Ciriza relata buena parte de la historia empresarial y de la familia. Allí, detalló qué el “Marcelina” entró en Buenos Aires el 27 de septiembre de 1977. Realizó trámites de abanderamiento para luego zarpar para la pesca el 29 de octubre, con tripulación española y argentina, entrando en Necochea el 5 de noviembre con problemas de personal bastante graves, algo qué sería una constante en los años subsiguientes. 

«Los argentinos siempre buscaban averías para entrar en puerto. Eso lo he descubierto yo y es así. Además, en Argentina han quemado buques a causa de su ritual del mate, y quemaron el Marcelina cuando yo ya no estaba», decía el consternado español. Según el relato, la garrafas para calentar el agua en los camarotes habría sido el motivo de varios incendios. 

“Además del mate, no les gusta comer pesca sino que les gusta mucho comer carne; por eso el cocinero que llevábamos y que era español, tenía que hacer siempre asado para los argentinos, y para los gallegos, la caldeirada de pescado. Pero además, en cubierta cogían un bidón, lo partían por la mitad, ponían unas varillas y se ponían a hacer el asado. Y si había una brasa que por viento de barlovento se metía por un portillo que estaba abierto, pues también te prendía fuego”, agregó Ciriza.

El 23 de julio de 1980 a las siete horas entra el “Marcelina” en Mar de Plata con un incendio en la bodega del entrepuente donde se almacenan las cajas de cartón. Dicho siniestro sería el responsable de dejar fuera de juego para siempre al buque qué había tenido sus primeras mareas 15 años antes.

“En mayo de 1991 estuve en Mar de Plata, y lo fui a visitar. Seguía amarrado en el puerto y en una zona del espigón donde con mala mar el buque se estaba machacando y con aspecto abandonado. Ese mismo año, el 19 de junio de 1991, debido a un huracán o temporal que ocurrió en La Pampa, el “Marcelina” rompió todas las amarras y navegó hacia el norte, como un buque fantasma, era de noche, y sin abordar nada, encalló en la arena frente a la avenida Constitución de Mar del Plata a 4 kms. aprox. del puerto de origen. Siniestro total”, detalló Miguel.

“Yo lo vi nacer y lo vi morir”, concluyó. 

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