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Sembrando el futuro: Asian Ghetto, pionera del sello Slow Food Farms en Argentina

Esta cantina marplatense de estilo asiático situada en el barrio de Chauvín, fue el primer restaurante de la ciudad en proveerse de su propia huerta.

Por Max Czajkowski

El movimiento internacional Slow Food otorgó a la cantina marplatense Asian Ghetto el sello Slow Food Farm por el trabajo que están realizando en Asian Huerta, la huerta agroecológica y biodinámica en la que cosechan la materia prima en la que se basa su cocina estacional.  Las pioneras de este logro son la chef María Eugenia Krause, la sommelier Victoria Ortemberg, las agriculturas de la finca Soledad Laguarde y Luz Delorenzini,  y la vocera de la comunidad Slow Food Mar del Plata y aceleradora del proyecto Slow Food Farms, Yanina Cremasco.

Slow Food Farms está destinada a convertirse en la red global más grande de fincas dedicadas a producir un alimento bueno, limpio y justo basándose en principios agroecológicos.

Alineadas con la filosofía de Slow Food de que «todo el mundo merece tener acceso a alimentos nutritivos que apoyen a las comunidades, honren la Tierra, y fortalezcan las economías locales, estas explotaciones encarnan el futuro de la agricultura sostenible», señala Eugenia Krause.

El sistema alimentario industrial, impulsado por el beneficio y la eficiencia, tiene impactos devastadores en nuestra salud, medioambiente, sociedad y economía. La agricultura a gran escala y la distribución alimentaria global contribuyen en gran medida a la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales vitales, todo ello a la vez que aumentan las desigualdades sociales y amenazan nuestro bienestar.

Los pequeños agricultores y sus comunidades son los más afectados, luchando contra los desastres naturales, las crisis sanitarias y los mercados inestables. Mientras tanto, los consumidores se sienten impotentes dado el acceso tan limitado a alternativas reales y sostenibles.

Slow Food une a todos aquellos que creen en una producción y un consumo de alimentos respetuoso con las personas, los animales y el planeta —desde agricultores hasta artesanos del alimento e individuos concienciados.

 

¿Qué es una Slow Food Farm?

Una Slow Food Farm es un terreno cultivado con fines agrícolas y siguiendo los principios de agroecología, para el cultivo de productos agrícolas y/o la cría de animales para consumo humano. Puede incluir una unidad de procesamiento, pero no puede ser independiente.

Integrando las fincas en sistemas alimentarios locales resilientes, las Slow Food Farms no solo mejoran el sustento de los productores, sino que también garantizan una compensación justa y una estabilidad económica a largo plazo.

Slow Food amplifica las voces de estos productores, conectándolos con la comunidad global —incluyendo activistas, cocineros, consumidores, artesanos del alimento, pescadores y otros productores— que llevan mucho tiempo apoyando el movimiento.

¿Qué es una acelaradora del proyecto Slow Food Farms?

Los aceleradores son activistas dedicados de Slow Food que colaboran con fincas agroecológicas locales, ofreciendo un apoyo crucial para fortalecer su presencia e impacto dentro de la red de Slow Food y los sistemas alimentarios locales.

Su papel incluye:

Participar en el programa de formación agroecológica: participan en programas de formación con el objetivo de convertirse en aceleradores y en agentes del cambio.

Facilitar la integración de una finca: Los aceleradores localizan las nuevas fincas y las ayudan a unirse a la red de Slow Food poniéndolas en contacto con activistas, mercados y cocineros locales. Esto aumenta las oportunidades de darse a conocer, apoya una justa generación de ingresos y mejora el sustento de los agricultores y ganaderos —siempre con el apoyo de la comunidad local de Slow Food y la sede central de Slow Food.

Abogar por las necesidades de los agricultores y ganaderos: Recogen los puntos de vista de los productores en sus tierras, asegurándose de que se atienden todas sus necesidades, con el apoyo de la sede central de Slow Food y de expertos de toda la red mundial.

Fomentar el aprendizaje entre iguales: Los aceleradores construyen una próspera comunidad de aprendizaje, aprovechando las décadas de experiencia de Slow Food en el trabajo de campo global y local, a la vez que colaboran con socios comprometidos con la agroecología.

Hacer un seguimiento del progreso local: Hacen un seguimiento y valoran el desarrollo del programa a nivel local, garantizando su crecimiento y éxito continuado.

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