Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, el 18% de las discapacidades existentes en la Argentina se relacionan con la audición. De estas, un alarmante 86,6% se deben a dificultades auditivas, mientras que el 13,4% se asocia a la sordera (1)
Desde hace casi 30 años, el próximo 30 de abril se celebra el Día Internacional de la Concientización sobre el Ruido, destinado a sensibilizar a la población sobre los efectos del ruido en el bienestar y la salud de las personas.
En un mundo cada vez más urbanizado y saturado de sonidos, lo que antes se consideraba una mera molestia, se ha convertido ahora en una amenaza seria para nuestra salud física, emocional y auditiva: la exposición a sonidos fuertes pone en riesgo tanto a niños como a adultos, no solo de pérdida auditiva, sino también de otros problemas de salud inducidos por el ruido, como el insomnio y
enfermedades cardiovasculares (2)
Un enemigo invisible pero constante
Definido como cualquier sonido no deseado o perjudicial, el ruido, se ha consolidado como uno de los contaminantes ambientales más subestimados pero extendidos. De hecho, ocupa el segundo lugar, solo por detrás de la contaminación del aire, como el factor ambiental más dañino para la salud
pública. La sujeción prolongada a niveles de sonido superiores a 85 decibelios —equivalente al volumen de una moto en marcha— puede ocasionar daños irreversibles a las células sensoriales del oído interno.
Este problema es particularmente común en áreas densamente pobladas y está estrechamente vinculado a ciertas profesiones. Los trabajadores de la construcción naval, las fuerzas armadas, la industria de la ingeniería, la manufactura, la construcción, las fundiciones de carpintería, la minería, así como los sectores de la industria alimentaria, de bebidas, agrícola y del entretenimiento,
son los más propensos a estar expuestos a niveles elevados de ruido (3). Se estima que alrededor del 16% de la pérdida auditiva en adultos es atribuible a la exposición al ruido excesivo en el entorno laboral (4).
Los adolescentes son los más expuestos
El ruido no solo está presente en las calles transitadas y en los lugares de trabajo. Como explica la especialista de GAES, Licenciada Agustina Leiro: «Aunque la pérdida auditiva generalmente se asocia con ambientes de trabajo ruidosos, actividades cotidianas como asistir a conciertos, escuchar música a alto volumen con auriculares o, incluso, el ruido urbano constante juegan un papel, cada vez
más importante, en el aumento de la pérdida auditiva, especialmente entre los
jóvenes».
De hecho, la pérdida auditiva no solo es cuestión de edad: un informe del Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EEUU revela que más del 25% de los jóvenes de entre 18 y 24 años ya muestran signos de pérdida auditiva debido a la intensa presencia de altos niveles de ruido.
Abordar el problema es el primer paso para construir un futuro en el que más personas puedan disfrutar de las emociones de los sonidos durante más tiempo.
Un llamado a la prevención y la concientización
«Esta fecha especial debería servir como un llamado a la acción. Prevenir y cuidar nuestra salud auditiva es una responsabilidad compartida. Es crucial entender que los daños auditivos no solo ocurren en situaciones extremas: los pequeños contactos diarios se acumulan y tienen un impacto significativo en nuestra capacidad de oír y disfrutar de nuestro entorno», agrega la especialista.
Adoptar hábitos saludables, como reducir el volumen de la música, elegir rutas menos ruidosas, usar protectores en ambientes con sonidos invasivos e impulsar acciones del tipo de tomar descansos auditivos, pueden marcar una diferencia significativa en la tarea de protege uno de nuestros sentidos más valiosos: la audición.
1 https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/resoluci%C3%B3n-1209-2010-169441/texto
2 https://magazine.hms.harvard.edu/articles/noise-and-health
3 WHO Report on Hearing, 2021, p. 25
4 https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/perdida-de-audicion-inducida-por-el-ruido