El trabajo proyecta la expansión de seis especies de escorpiones de importancia sanitaria hasta el año 2070 y advierte su llegada inminente de regiones actualmente libres de escorpionismo, como el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, el sur de Mendoza y San Luis, así como a países como Chile y Uruguay.
Especialistas del CONICET lideraron el primer estudio regional sobre la expansión de escorpiones de importancia sanitaria en el sur de Sudamérica. Publicado en la revista EcoHealth, el trabajo analiza seis especies del género Tityus que, debido a la alta peligrosidad de su veneno y a su capacidad de adaptación a ambientes urbanos, representan una problemática creciente para la salud pública. A través de modelos predictivos construidos con datos bioclimáticos y de urbanización, el estudio proyecta su expansión hasta el año 2070, advirtiendo sobre la llegada inminente de algunas de estas especies a regiones actualmente libres de escorpionismo, es decir, sin escorpiones de importancia sanitaria, como el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, el sur de Mendoza y San Luis, así como a países como Chile y Uruguay.
“Las contribuciones anteriores a la problemática de la distribución de especies de escorpiones de importancia sanitaria se habían enfocado en áreas puntuales, generalmente en ciudades o provincias. Esta temática debe ser encarada de una manera amplia y abarcativa, ya que las especies estudiadas poseen distribuciones que exceden las fronteras nacionales, y en muchos casos están avanzando sobre nuevas fronteras. La información que nuestro trabajo aporta es de utilidad para desarrollar estrategias de control”, afirma Andrés Ojanguren-Affilastro, líder del estudio e investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACNBR, CONICET).
Especies de escorpiones estudiados
En el estudio liderado por Ojanguren-Affilastro y que tiene como primer autor al becario doctoral del CONICET Alexis Emanuel Barrios-Montivero, se revisó la expansión de escorpiones de importancia médica del género Tityus en el sur de Sudamérica: Tityus bahiensis, Tityus carrilloi, Tityus confluens, Tityus costatus, Tityus serrulatus y Tityus trivittatus que, debido a sus capacidades sinantrópicas, es decir, a su gran adaptabilidad a entornos urbanos, se consideran especies invasoras.
Solo en Argentina se registran anualmente aproximadamente unos 8 mil casos de picaduras de escorpión, y un promedio de dos muertes anuales. Casi todas las muertes por escorpionismo en la región son en niños, siendo raras las muertes en adultos.
Tres de las especies analizadas, Tityus carrilloi, Tityus confluens y Tityus serrulatus, tienen una mayor capacidad de distribución porque son partenogenéticas facultativas, “esto quiere decir que las hembras pueden reproducirse asexualmente sin necesidad de machos, lo que las hace excelentes colonizadores de nuevas áreas urbanas”, explica Barrios-Montivero quien integra el Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Catamarca.
Como resultado del trabajo liderado por los especialistas del CONICET, se pudo comprobar que en los últimos 50 años las tres especies partenogenéticas extendieron su distribución, casi un 300 por ciento en algunos casos, instalándose en ciudades por fuera de su área original de distribución, e invadiendo zonas donde no estaban presentes en la naturaleza. “Esto fue gracias al transporte involuntario mediado por humanos, y a su adaptabilidad a zonas urbanizadas. Tityus carrilloi y Tityus confluens, se distribuían originalmente en la región Chaqueña del norte Argentino, el sur de Bolivia y Paraguay, y en los últimos años avanzaron hacia el sur, hasta la latitud de Buenos Aires”, señala Ojanguren-Affilastro.
Tityus serrulatus, originalmente del norte de Brasil, también avanzó hacia el sur, hasta la región de Rio Grande del Sur, y la frontera con Argentina y Paraguay. “En el noreste de Argentina, Paraguay y el este de Bolivia es muy probable que en poco tiempo ingrese Tityus serrulatus desde Brasil, si no es que ya está presente y submuestreada”, afirma Ojanguren-Affilastro.
En países como Chile y Uruguay, que aún no tienen problemas de escorpionismo, casi con seguridad se instalarán en el futuro cercano Tityus confluens y Tityus carrilloi, indica el estudio.
Por otro lado, las tres especies no partenogenéticas, Tityus bahiensis, Tityus costatus y Tityus trivittatus, solo se instalaron en ciudades que estaban dentro de su área de distribución original y no avanzaron sobre nuevas regiones.
“La proyección a futuro, al 2070, indica un aumento aún más importante de esta problemática, con una mayor superposición de estas especies en las ciudades y un aumento en los rangos de distribución, particularmente hacia el sur y el este”, puntualiza Ojanguren-Affilastro.
Controles fitosanitarios fronterizos
Las especies de escorpiones sinantrópicas solo pueden extenderse hacia nuevas áreas urbanizadas fuera de su área de distribución natural gracias al transporte pasivo involuntario mediado por actividades humanas, generalmente junto con mercaderías. “Es por esto que se sugiere como medida de control principal, incluir a todas las especies de escorpiones sinantrópicas del sur de Sudamérica dentro de los objetivos de los controles fitosanitarios fronterizos, particularmente en países sin problemas de escorpionismo como Chile y Uruguay”, afirma el investigador del CONICET.
Las ciudades ubicadas en zonas aptas para la presencia de estas especies, y donde aún no han sido registradas, “deben implementar programas de vigilancia que permitan detectar tempranamente su ingreso. El objetivo principal de estos programas es proporcionar alertas tempranas al Sistema de Salud para garantizar la adquisición de antivenenos específicos y preparar al personal de salud para estas nuevas problemáticas. Esto debe realizarse incluso en zonas donde ya se registran problemas por escorpionismo como el norte Argentino, o el este de Paraguay, ya que el ingreso de nuevas especies como por ejemplo Tityus serrulatus plantea nuevas problemáticas para los sistemas de salud”, explica Ojanguren-Affilastro. Y continúa: “Si bien los antivenenos para estas seis especies tienen reactividad cruzada (es decir que los antivenenos preparados en base al veneno de cualquiera de estas especies es efectivo para contrarrestar el veneno de todas las otras), existen diferencias en la letalidad de los venenos entre especies que exigen una atención diferenciada de esta problemática según las especies presentes en cada zona”.
Una vez que estos escorpiones se han establecido en una zona ya no es posible erradicarlos. En general suelen establecerse en el subsuelo de la ciudad, en cloacas, sótanos y túneles de trenes subterráneos entre otros lugares. “En estos casos solo es posible reducir su población con controles químicos muy focalizados, y además muy controlados, para evitar que estos terminen dispersando a los escorpiones en vez de eliminarlos. Se sugiere como medida de mitigación utilizar barreras físicas para impedir su ingreso en viviendas y áreas vulnerables, como colegios y centros de salud”, indica el investigador del CONICET.
Frente a un caso de picadura solo debe limpiarse la zona afectada y acudir lo antes posible a un centro sanitario, en lo posible llevando al escorpión muerto para que lo identifique el personal de salud y evalúe si se trata de una especie peligrosa, explica Ojanguren-Affilastro.
“En Argentina en el Instituto Malbrán se produce antiveneno para las especies peligrosas de Tityus presentes en el país. Este antiveneno es distribuido en los centros de salud y es altamente efectivo, lo que se ve reflejado en el bajo número de muertes por escorpionismo frente a la gran cantidad de picaduras registradas. El antiveneno se aplica solo si la sintomatología del paciente así lo requiere, ya que no todas las picaduras necesitan ser tratadas con antiveneno, así estas fuesen causadas por una especie potencialmente peligrosa”, puntualiza el científico del CONICET. Y concluye: “Nuestro trabajo aporta información no solo sobre el presente, sino sobre escenarios futuros de escorpionismo, lo que facilita la toma de decisiones y medidas para afrontar una problemática de importancia para la salud pública de nuestro país y de la región”.
Del trabajo también participó el investigador argentino Pablo Ariel Martínez, del Laboratorio de Investigaciones Integrativas en Biodiversidad de la Universidad Federal de Sergipe, en Brasil.
Fuente: CONICET.