La cantante se presentará el sábado 16 de agosto a las 21 hs en el Teatro Auditorium con un espectáculo íntimo, elegante y profundo, donde se entrelazan dos grandes vertientes de la música argentina: el folklore y el rock nacional. Las entradas ya están disponibles en Plateanet y en la boletería del teatro.
Por Ian Punter
Una de las voces más versátiles y personales de la escena musical argentina, llega a Mar del Plata con un espectáculo renovado que atraviesa generaciones. En diálogo con Bacap, repasa su vínculo con la ciudad, reflexiona sobre su manera de interpretar y comparte el detrás de escena de este nuevo show que reúne chacareras, zambas y clásicos de Spinetta, Charly y Fito.
—Este nuevo espectáculo une dos raíces muy profundas de la música argentina: el folklore y el rock nacional. ¿Cómo fue el proceso de trenzar esos universos en un solo repertorio?
—No me resulta difícil trenzar esos repertorios porque lo vengo haciendo hace mucho. Cantar jazz durante tantos años me dio libertad para moverme entre géneros, pero también me empujó a volver a mi idioma.
No quería que todo fuera en inglés o portugués. En Buenos Aires ya venía haciendo un show de rock nacional, y cuando empecé esta gira por el interior —estuve hace poco en Salta y Tucumán— sumé folklore. Son mis dos grandes repertorios, y como nunca sabés cuándo vas a volver a un lugar, me gusta compartir mucho con el público. Que puedan cantar, reconocerse en las canciones. Se armó un espectáculo muy lindo, muy vivo, que funciona muy bien. Y hacerlo en Mar del Plata, que es una ciudad que quiero tanto, tiene un valor especial.
—¿Qué te pasa emocionalmente cuando interpretás una zamba y qué cuando cantás a Spinetta o a Charly? ¿Cambia la energía, el cuerpo, la voz?
—La energía es la misma. Siempre me conecto con la canción desde el texto, desde lo que quiere contar. Como intérprete, estás contando una historia, y la forma de abordarla tiene que ser honesta. Después, la energía la termina de poner el público. Cuando recibís ese aplauso, cuando notás que se emocionan o que se prenden con la canción, ahí se cierra el círculo. Me gusta eso de poder hacer una zamba o una canción como Barro tal vez, que tiene forma de zamba, y apropiármela, hacerla mía.
—Sos una artista que siempre elige conmover. ¿Qué buscás generar en el otro cuando cantás?
—Emoción. Siempre. Busco compartir sentimientos, generar complicidad, una hermandad con el público. Creo que la música está para eso: para hacer puentes entre personas que quizás no se conocen pero sienten parecido.
—En este show atravesás canciones que marcaron a distintas generaciones. ¿Sentís que tu forma de cantar también fue cambiando con los años?
—Sí, naturalmente. Una va cambiando, va creciendo. Y también cambiás con lo que la vida te va mostrando. Pero lo esencial, ese deseo de comunicar y emocionar, está intacto.
—Tu regreso a Mar del Plata llega con un espectáculo íntimo, elegante y poderoso. ¿Qué significa para vos presentarte en el Auditorium? ¿Qué vínculo tenés con esta ciudad?
—Mar del Plata es parte de mi historia. Mi infancia transcurrió entre Buenos Aires y Mar del Plata, porque mi tía abuela vivía allá y mis padres pusieron en los años ‘70 un boliche que se llamaba Magoya, en la calle Entre Ríos. Ahí pasaron artistas como Chabuca Granda, Vinicius de Moraes, Espalter, Almada, un montón de gente increíble. Yo me crié ahí, entre artistas, y mi hermano nació en Mar del Plata. Tengo muchos amigos marplatenses y recuerdos hermosos. Además, el Auditorium fue el primer gran teatro donde hice un musical importante, Gotán, que después vino a Buenos Aires. Así que volver ahí es muy especial.
—Si tuvieras que dejarle una imagen, una emoción o una palabra al público marplatense después del show, ¿cuál sería?
—Gratitud. Y emoción compartida. Siempre quiero que se lleven algo que les quede vibrando en el cuerpo.
—Ya entramos en la segunda parte del 2025. ¿Cómo te ves a fin de año?
—Estoy grabando desde el año pasado cosas de Spinetta, de Cerati. Es un proceso lento pero hermoso, muy artesanal, que disfruto muchísimo. Después de 13 canciones de amor, mi disco anterior, estoy cerrando esta nueva etapa de grabación. Tengo fechas en septiembre en La Plata, en octubre en Buenos Aires con Hernán Jacinto… Por suerte me estoy presentando mucho. Aunque hoy son tiempos difíciles, uno se convierte también en productor de su propio espectáculo. Es más lento, pero lo estamos haciendo. Y lo más importante: estoy agradecida. Porque el encuentro con el público siempre es ese motor encendido que tiene que seguir andando.