Creada en 1957, cuenta con casi 800.000 fieles distribuidos por todo el sudeste bonaerense. Del Obispo Santo al decaimiento en el número de sacerdotes. Parroquias, zonas pastorales y territorio, ¿cómo es el mapa religioso de la zona?
Por Thom Lahitte
La Diócesis de Mar del Plata tuvo ocho obispos: uno solo fue marplatense y otro llegó a ser ungido Santo. Todos cumplieron la función de “gobernar” sobre una vasta zona del sudeste bonaerense que además de “La Feliz” incluye a los partidos de Balcarce, General Alvarado, Lobería, Madariaga, Necochea, Pinamar y Villa Gesell.
Pero dicho territorio, que abarca unos 22.850 kilómetros cuadrados, no siempre estuvo delimitado así. La Diócesis fue creada recién en 1957 por la Bula Quandoquidem adoranda del Papa Pío XII. La sede, nominada Maris Platensis en latín, surgió por la necesidad de subdividir los territorios de las diócesis de Bahía Blanca y La Plata. Luego, en 1980, cederá territorio a pedido de Juan Pablo II para el naciente obispado de Chascomús.
Fragmento de Bula Quandoquidem adoranda que instituyó la Diócesis de Mar del Plata en 1957.
Según el Anuario Pontificio, libro anual que recoge estadísticas y novedades de todas las dependencias católicas del mundo, la Diócesis cuenta con 789.000 fieles, es decir, el 76% de la población total de la zona. Si bien en términos absolutos es la cantidad más grande de creyentes desde que hay registro, la tasa porcentual va en descenso: en los 60´ y 70´ estuvo por encima del 90% y se mantuvo por encima de los 80% hasta 2013.
Otro registro que mermó con los años es el de sacerdotes. En la actualidad hay 67, entre diocesanos y provenientes de órdenes religiosas, lo que da un promedio de 11.776 católicos por clérigo. El número más alto corresponde a 1966, cuándo en la Diócesis había un total de 117 padres.
Un número mucho más estable es de las parroquias que siempre se mantuvo entre las 40 y 55. En la actualidad, hay 48 y dan cuenta del despliegue territorial de la Iglesia. En esos términos, la Diócesis se encuentra dividida en siete zonas pastorales.
Los ocho Obispos
Al inaugurarse la Diócesis, el 11 de febrero de 1957, la Santa Sede designó a Enrique Rau como su primer Obispo. El clérigo, proveniente del obispado de Resistencia, tomó posesión el 13 de marzo de ese año y duró hasta su muerte en 1971. Tuvo una participación destacada en el Concilio Vaticano II, siendo uno de los representantes de Argentina en el gran debate eclesial.
Mucho más corto sería el Obispado de Eduardo Pironio, quien cumpliría funciones entre 1972 y 1975, cuando las presiones políticas lo obligaron a ser trasladado a Roma. Fue una figura clave en la Iglesia latinoamericana post-conciliar, de perfil social y con la opción preferencial por los pobres como centro. Es señalado por varios autores como uno de los pilares de la teología de la liberación. Su nombre, siempre presente en la Diócesis marplatense, volvió al centro de la escena cuando fue beatificado y luego santificado por el Vaticano, ya bajo el mandato de Francisco.
El tercer Obispo fue Rómulo García, quien operó entre 1976 y 1991, cuando fue designado arzobispo de Bahía Blanca. Luego fue el turno de José María Arancedo que estuvo al frente de la Diócesis hasta 2003 y que ocupó cargos de gran relevancia dentro de la jerarquía eclesial, como la presidencia de la Conferencia Espiscopal Argentina. A su salida llegaría Julio Alberto Puiggiari y luego Antonio Marino.
Sería recién el séptimo Obispo de la Diócesis el primer marplatense: Gabriel Mestre. Nacido en 1968, se hizo cargo de la comunidad en 2017, cargo en el que duró hasta 2023 cuando Francisco lo designó arzobispo de La Plata. Luego de su salida hubo dos intentos de arribos fallidos y finalmente, tras un año de interinato, en 2025 fue designado Ernesto Giobando.