El vino rosado reafirma su protagonismo en el panorama vitivinícola de Argentina, con un incremento del 12% en el consumo local y un notable repunte del 23% en las exportaciones durante 2024. Este crecimiento lo posiciona como una opción en auge, con una presencia cada vez más sólida tanto en las mesas del país como en 91 mercados internacionales.
En 2024, la industria del vino rosado en Argentina comercializó un total de 568.207 hectolitros. La mayor parte de la producción, el 84%, se destinó al consumo interno, mientras que el 16% restante se exportó, alcanzando un valor FOB de 25,9 millones de dólares.
El mercado interno redescubre el rosado
El consumo interno de vino rosado registró un crecimiento del 12,1% en el último año, y del 25,8% en la última década. Este auge refleja un cambio en las preferencias de los consumidores, ya que el vino rosado ahora representa el 6,3% del total de vinos consumidos en el país. El vino rosado sin mención varietal es el más popular, acaparando el 82,8% del total comercializado en el mercado local. Lo siguen el vino espumoso rosado y el varietal.
En cuanto a los envases, el tetra-brik es el líder, conteniendo el 51% del vino rosado que se vende en Argentina. La botella ocupa el segundo lugar con un 44%.
Un pasaporte al mundo
Las exportaciones de vino rosado también mostraron un desempeño sólido, con un aumento del 22,9% en volumen con respecto al año anterior. Este impulso se observa en todas las categorías, tanto en el vino sin mención varietal, como en el varietal y el espumoso.
Brasil se ha consolidado como el principal destino de las exportaciones, tanto en volumen como en valor. Otros mercados clave son el Reino Unido, Paraguay y Estados Unidos, que a pesar de comprar un menor volumen, adquieren el producto a un precio más elevado. El vino varietal y el espumoso son los que más valor aportan a las exportaciones. La variedad Malbec es la más exportada, y la botella es el envase preferido para los envíos al exterior.