La cantante nacida en Austria convirtió su paso por Mar del Plata en un abrazo de culturas con un eje musical movilizante.
Por Florencia Cordero
Desde Graz, su ciudad natal en Austria, Eva Schilder se acercó al idioma español por curiosidad y vocación docente. Pero lo que comenzó como una búsqueda profesional terminó convirtiéndose en un viaje profundo hacia la música y la cultura argentina. En ese camino, Mar del Plata se transformó en su punto de encuentro con nuevas amistades, proyectos artísticos y una identidad que hoy la une para siempre con el país.
“Siempre me interesaron otras culturas y la posibilidad de unir a gente linda”, cuenta. Esa apertura la llevó a tomar un año sabático y viajar por América Latina. En una de esas vueltas del destino, encontró en el Colegio Alemán de Mar del Plata un lugar para enseñar y vivir. Sin conocer a nadie, se animó a cruzar el océano.
Un buen recibimiento
La ciudad la recibió con los brazos abiertos. Allí conoció al maestro Osvaldo Albornoz, referente del canto coral, y comenzó a cantar en grupos locales. Con el tiempo, ese primer paso se transformó en una red de afectos y proyectos musicales. “Las mujeres del coro me adoptaron. Me hicieron sentir parte de algo, como si siempre hubiera pertenecido”, recuerda con emoción.

De esa experiencia nació Abrazo a las culturas, un proyecto que combina música, educación y vínculos humanos. Desde Mar del Plata, Eva grabó cinco discos junto a músicos locales como Santi Alegre, Ulises Samuel, Darío González y Andrea Rodríguez. En ellos reunió versiones bilingües de clásicos argentinos, adaptaciones al dialecto austríaco y canciones que hablan de identidad y raíces compartidas.
“Intento traducir algunas letras al dialecto, pero no siempre se puede -explica-. Hay palabras que en español suenan con una emoción que no tiene equivalente. Entonces prefiero dejarlas como están, porque la música también comunica sin traducir”.
Uno de los temas que más la representa es El cosechero, de Ramón Ayala, una obra que, según dice, le permitió comprender el alma del folclore. “Conocí historias de trabajadores humildes, de gente que vive con poco pero con dignidad. Esa canción me conmovió profundamente”.
El vínculo con la ciudad
Su vínculo con Mar del Plata se refleja también en sus videos y presentaciones. En las playas de Camet Norte filmó una versión de Piedra y camino, un homenaje a Yupanqui que une el paisaje pampeano con el Atlántico. También se presentó en distintos espacios culturales de la ciudad, compartiendo escenario con artistas locales.
Además de cantar, Eva sigue enseñando. En Austria coordina proyectos que difunden la música argentina entre sus alumnos y comunidades artísticas. En cada viaje al país, vuelve a reencontrarse con sus amigos marplatenses y con el espíritu que inspiró su obra.
“En Austria la gente escucha esta música, pero no la entiende con el corazón”, dice. Tal vez por eso, su voz se volvió un puente entre dos mundos. Eva Schilder encontró en el folclore argentino -y especialmente en Mar del Plata- no solo un repertorio, sino una forma de pertenecer.
