A los 19 años, el jugador del “cervecero” fue convocado a la Selección Argentina de básquet para sordos. Una historia de adaptación, aprendizaje y pasión por el juego.
Por Florencia Cordero
Franco Cattini nació en Necochea, pero hace un tiempo encontró en Mar del Plata el lugar donde sueña con crecer en el ámbito profesional. Desde hace tres años viste la camiseta de Quilmes y forma parte del plantel que compite en la Liga Argentina, la segunda categoría del básquet nacional. A los 19 años, su presente combina ilusión, esfuerzo y una historia particular que lo conecta con una nueva selección: Los Topos, el equipo argentino de básquet para sordos.
“Fue muy repentino”, cuenta con una sonrisa. “El año pasado ya había intentado acercarme, pero no se dio por una cuestión de tiempos. Este año, con más organización, se dio la oportunidad y la verdad estoy muy contento”.
Franco convive desde los nueve años con una disminución auditiva en ambos oídos. Todo empezó con una serie de otitis graves que le provocaron la perforación del tímpano y, con el tiempo, una pérdida parcial de audición. “Al principio no le dimos tanta importancia. Pensábamos que era un resfrío más, pero después nos dimos cuenta de que era algo más serio. Desde ahí empecé a adaptarme. Aprendí a prestar mucha atención cuando me hablan, a seguir los hilos de las conversaciones, a leer un poco los labios. Me acostumbré así”, explica con naturalidad.
Su entorno lo acompañó siempre con empatía. En Quilmes, todos conocen su situación y él la vive sin dramatismo. “Nunca fue un problema. A veces me pierdo en alguna charla o respondo algo que no tiene mucho que ver -se ríe-, pero lo tomo con humor. Los chicos del club lo saben y lo manejamos con mucha buena onda”.
Hoy, además de jugar en la Liga Argentina, Franco viaja a Buenos Aires para entrenarse con la Selección en el CeNARD, el Centro Nacional de Alto Rendimiento. Allí comparte entrenamientos y concentración con jugadores que, como él, enfrentan distintos grados de pérdida auditiva. “La verdad sabía muy poco sobre Los Topos. Ahora, estando acá, me estoy interiorizando más. Los chicos son muy llevaderos, muy graciosos, todo el rato te agrupan, te acompañan. Estoy aprendiendo lenguaje de señas de a poco, y me gustaría llegar a hablar con ellos directamente”.
El proceso de adaptación
La adaptación dentro de la cancha también le exige un cambio de lógica. “En el básquet convencional se habla todo el tiempo: se cantan las cortinas, las jugadas, se avisa todo.
Acá es silencio total. Me cuesta porque lo tengo incorporado, a veces se me escapa decir algo, pero intento adaptarme. Es otra manera de jugar, otra forma de entender el básquet”, reflexiona.

Su paso por Los Topos le abrió una puerta que ni él imaginaba. “Estaría bueno que se difunda más esto, porque hay muchos jugadores con disminución auditiva que quizás ni saben que pueden formar parte de esta selección. No cambia mucho con respecto al básquet normal, solo hay que adaptarse. Es una oportunidad enorme, y ojalá más chicos se enteren”.
Mientras tanto, Franco no pierde de vista su presente con Quilmes. Vive en Mar del Plata, entrena a diario y persigue su sueño con los pies en la tierra. “Aspiro a ser jugador profesional. El básquet me encanta, es lo que más me gusta hacer. Si se da, sería un sueño. Y si no, igual estoy feliz de intentarlo. Lo importante es disfrutarlo”, dice con una serenidad que parece venir de alguien mucho más grande.
A futuro, deberá operarse de un oído y posiblemente usar audífonos, aunque aclara que no lo vive como una urgencia. “Hasta ahora me adapté bien, pero sería más que nada por comodidad, para escuchar mejor en las charlas y desenvolverme con más facilidad. Puedo seguir así, pero quiero mejorar”.
De Necochea al CeNARD, pasando por las canchas marplatenses, Franco Cattini aprendió a escuchar de otra manera. En el silencio, encontró una forma nueva de sentir el juego y de hacerse oír, sin necesidad de palabras.
Los Topos, la FABS y las Sordo-Olimpíadas
Los Topos, la Selección Argentina de básquet para sordos, forman parte de la Federación Argentina de Básquet Silencioso (FABS), la entidad que desde hace más de tres décadas promueve el desarrollo de esta disciplina en el país. La FABS organiza torneos nacionales, encuentros regionales y las convocatorias para integrar los seleccionados masculino y femenino -Los Topos y Las Topas-, con el objetivo de dar visibilidad a los deportistas con discapacidad auditiva y fomentar la inclusión a través del deporte.
Bajo su órbita, la Selección entrena en el CeNARD y representa al país en competencias internacionales organizadas por el Comité Internacional de Deportes para Sordos (ICSD), entre ellas las Sordo-Olimpíadas, también conocidas como Deaflympics, que reúnen cada cuatro años a más de 100 naciones.
En la próxima edición, prevista para 2025, Argentina volverá a presentarse en la disciplina de básquet con un plantel renovado, donde jóvenes como Franco Cattini y el marplatense Matías Pecotche, aportan energía y una historia de superación que trasciende el resultado deportivo. En ese escenario global, cada jugador lleva su historia como un testimonio del poder del esfuerzo, la empatía y la inclusión: valores que la FABS impulsa desde su creación y que hoy se reflejan en una nueva generación de atletas dispuestos a hacer oír su juego, incluso en el silencio
