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abril 18, 2024
Pablo Pilotta
Lo de Acá

Lo importante es el camino: la travesía de Pablo Pilotta en el Everest

El experimentado montañista estuvo 75 días. Superó todo tipo de obstáculos, incluso el COVID, pero las condiciones no fueron favorables para hacer cumbre. “Me fui diciendo que no volvería más, pero sé que es un hasta pronto”, afirmó.

Por Manuel Straccia

El frío y las condiciones adversas forman parte de su naturalidad. Ante la inmensidad de las montañas más imponentes del mundo, Pablo Pilotta no siente mayor deseo que avanzar y llegar hasta la cumbre de cada una de ellas.

Pilotta, nacido en Olavarría pero deportista marplatense por adopción, vivió una travesía en el Everest que duró 75 días. Montañista profesional y Guía de Alta Montaña, fue a dirigir un grupo que tenía como objetivo hacer cumbre. Ante las malas condiciones del terreno, esa ilusión se frustró, pero en algunas se llega, en otras no, frase hecha si las hay, lo importante es el camino”.

El punto de partida

Para afrontar este largo camino del Everest, primero tuvo que nacer la inquietud en un adolescente de 14 años por las actividades al aire libre. Inició en un curso de supervivencia y escalada en roca. Al año y medio, Roberto Méndez, profesor del CEF, armó una palestra con la actividad de montañismo en la ciudad. “A partir de ahí le dediqué a la montaña todo lo que pude”, dijo Pilotta.

Con el correr de los años, se anotó en una escuela de Guías de Montaña de Mendoza. Se recibió y los mismos profesores lo recomendaron para trabajar en una empresa en el Aconcagua.

“Cada montaña tiene lo suyo”, según Pablo. El Volcán Lanín se convirtió en su principal patio de juegos, siendo la primera que fue. “Aconcagua fue mi lugar en el mundo hasta que nacieron mis hijos. Me dio muchos amigos y bellos recuerdos. Iba desde noviembre hasta marzo, ahora ya hago expediciones y vuelvo. Me enamoré de Alaska, como montaña técnica, el Melanie es increíble. Me encantó el país, lo salvaje, hay un montón de maravillas y montañas por subir. Estuve en el Himalaya y ahora este Everest fue lo más técnico que he hecho a nivel montaña y expuesto que he estado”, detalló. 

Pablo Pilotta ante el Everest

El monte Everest es la montaña más alta de la superficie terrestre,​ con una altitud de 8.849 metros sobre el nivel del mar. Es peligroso, pueden caer bloques de hielo y hay muchos aspectos a los que estar atento. En la época del año en la que estuvo el sol salía alrededor de las 5.30 y se ocultaba pasadas las 19.

Para ello, primero hay que emprender el viaje a Nepal. Pablo Pilotta tardó cinco días en llegar a Katmandú, permaneció 20 días por un contagio de COVID, realizó 7 días de trecking y luego estuvo: 26 días en el campamento base y 10 en los campamentos de altura. Con el regreso, fueron 75 días. “No me había animado a sumarlos”, confesó.

“Se hizo un viaje largo, perdimos la primera ventana por contagiarnos de COVID y perdimos la climatización. Tuvimos que recuperar los días perdidos y tardamos un poco más, pero no pudimos llegar a la cumbre”, explicó. 

 “A las 19 ya estás en la carpa hasta que amanece. Música, lectura, pero cuando chateaba con mi mujer un rato se me congelaba la mano. Usábamos botellones de agua muy duros con agua caliente para meter en la bolsa de dormir. Ponía la mano al lado de la botella para recuperarla y poder escribir un poco más. Es duro para la cabeza”, dijo el profesional. 

Pablo Pilotta Everest

El trekking es agradable, pero en el campamento base ya requiere un mayor ejercicio mental. Cada avance a los campos de altura, suponen trabajos pesados pero siempre minimizando los riesgos. 

“Estábamos bien formados técnicamente, los chicos que guié los conozco y confiaba en su formación. Íbamos bien, nos adaptamos bien. Estábamos listos para pegar la cumbre, pero con la maldita mala suerte que alguien contagió COVID en campo base. Cuando bajamos, se había contagiado y uno del equipo comenzó con los síntomas. Debimos volver y permanecer aislados”, se lamentó.

Nuevamente al ruedo, volvieron al Campo 2 y debieron superar 4 días de tormenta de nieve y al quinto día, Pilotta notó que las condiciones de la montaña no eran ideales. La despedida estaba al caer.

Volver a empezar

“Bajé del Everest diciendo no vuelvo más…. Me despedí. Es una montaña muy exigente, económicamente muy cara y era impensado volver a irme 75 días y dejar a mi familia. Pero antes de pegar la vuelta ya tenía invitación para volver”, afirmó Pablo Pilotta.

Por lo pronto, organizará su trabajo, volverá al Lanín y el verano lo pasará en el Aconcagua. Pero soñando en volver al Everest.

“No conoceré tu cumbre, pero te voy a seguir amando ya que fuiste mi primer amor adolescente”, le reveló al Monte Everest al despedirse. Sin embargo, tiene algo claro: “Mi cumbre más grande es mi familia en Mar del Plata”.

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