El proyecto nacido de la mano de los hermanos Matías, Valeria y Mariano Lucas ya tiene 13 años de vida y varias etiquetas para descubrir.
Por Hugo Palavecino
A principios del siglo 21 pocos hubiesen imaginado disfrutar de los vinos nacidos en la región mar y sierras bonaerense. Hoy en el 2021 son una realidad. Tal es el caso de los vinos de Tandil, donde hay alrededor de 12 productores y 25 hectáreas plantadas. Dentro de ese pequeño universo se destaca la bodega Cordón Blanco, nacida en 2008 de la mano de los hermanos Matías, Valeria y Mariano Lucas.
La idea de plantar un viñedo y producir vinos nació en 2007 cuando un profesor de enología y vitivinicultura de Matías Lucas le planteó en una clase que Tandil podía ser una región viable para elaborar vinos porque por las características del suelo y el clima la veía “muy similar a algunas del sudeste de Francia”.
“La idea me entusiasmó. Tras hacer una serie de estudios de suelo, comencé el proyecto y se sumaron mis hermanos. Yo me hice cargo del viñedo y la enología, Valeria de la parte de turismo y Mariano como inversor”, detalla Matías en el inicio de la charla con Bacap.
El lugar elegido para dar inicio al proyecto fue una finca ubicada en La Elena, al oeste de Tandil, a 260 metros sobre el nivel del mar. “Plantamos Cabernet Sauvignon, Tannat, Merlot, Pinot Noir, Tempranillo, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Semillón”, rememora. Entre las plantas de Sauvignon Blanc traídas desde un vivero de Mendoza llegaron entreveradas varias de Malbec, que terminó sumando al viñedo.
“Las variedades que mejor funcionaron -prosigue- fueron Merlot y Sauvignon Blanc. Dos años más tarde plantamos Cabernet Franc, que fue la que mejor resultados nos dio productivamente”.
En 2011 arrendaron un viñedo en la zona de Don Bosco, al sur de la ciudad, “para ensayar con otras variedades, como la Carmenere, buscando diferenciación de suelo”, y a 15 kilómetros de La Elena. En total la bodega Cordón Blanco cuenta con cinco hectáreas plantadas.
Con respecto al suelo, Matías Lucas cuenta que “en su mayoría son franco arcillosos. En La Elena tiene mucha retención de agua y uno puede trabajar en secano, sin riego. En Don Bosco es franco arcilloso pero granítico. La ventaja es que uno puede trabajar el secano. La desventaja es que con una sequía prolongada se seca rápido, más que nada por su poca profundidad”.
Vendimia y primeros vinos
Aunque el Malbec llegó como un “intruso” entre las plantas de las distintas variedades, fue la primera cepa que Matías Lucas vinificó y embotelló. El tema fue charla una anterior nota con Bacap sobre el Malbec en la región donde el enólogo contó los pormenores de la experiencia: «Hicimos una producción mínima. El vino tenía mucha potencia aromática pero le faltaba equilibrio, aunque me dejó satisfecho. Después pasé las plantas a otro campo que no era mío y tuve la variedad un par de años y la terminé abandonando para dedicarme a otras tintas».
Fueron tan solo 200 las botellas del primer Malbec tandilense que en ese entonces salieron bajo el nombre Cordón Montés y que los hermanos Lucas dedicaron a su padre, Raúl Manuel Lucas. También hubo una pequeña producción de Merlot.
Un año más tarde repitieron la vendimia de Malbec (la última) y Merlot, con muy pocas botellas, de las que hoy en día apenas quedan un par dando vueltas.
En 2012 fue el turno del Sauvignon Blanc, variedad de la que produjeron 200 botellas, y el Merlot, con 400 botellas. En 2013 comenzaron a embotellar Tannat, Semillón Blanc y Cabernet Franc, además de elaborar un blend de uvas tintas.
A decir de su hacedor, los vinos de Tandil, y en particular los de Cordón Blanco, se caracterizan “por tener una acidez natural elevada y un alcohol bajo. Los colores son de intensidad baja, pocos profundos. Son suaves, fáciles de beber. Son de la clase de vinos que hoy buscan los consumidores. Ninguno supera los 13, 13.2 grados de alcohol”.
El presente y el futuro
En la actualidad la bodega Cordón Blanco cuenta con seis variedades productivas: Merlot, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y algunas hileras de Semillón en La Elena y Syrah, Carmenere y Sauvignon Blanc en Don Bosco.
Los vinos por ahora se comercializan en Tandil y en otras localidades de la provincia de Buenos Aires, aunque también hacen envíos a Córdoba, Rosario y La Rioja.
Este año, Matías Lucas decidió embotellar el Semillón como varietal y que hasta ahora utilizaba como corte del Sauvignon Blanc. “Serán muy pocas botellas porque no tenemos tanto vino. De hecho aún no decidí si las voy a regalar a amigos y clientes o las pondré a la venta”, cuenta.
Lo que sí está en los planes para 2022, si el clima ayuda, es comenzar a producir un Semillón tardío, “con botrytis. Creo que se puede dar bien en Tandil”, afirma el enólogo.
Otro tema en el que trabajan Matías y Valeria Lucas es en desarrollar el enoturismo. “Hoy tenemos un espacio en el viñedo Don Bosco donde organizamos visitas, que incluyen degustación, y estamos armando la bodega en el viñedo La Elena”, cuenta el enólogo. Y puntualiza que: “Desde el principio apostamos al turismo como una actividad importante dentro del proyecto. Sin turismo el vino se hace difícil de vender, más habiendo tantos buenos vinos en Argentina”.
Ahora los turistas que lleguen a Tandil además de disfrutar de las bellezas naturales como el Parque Independencia, el Lago del Fuerte, la Cascada, la Piedra Movediza o el Paseo de los Pioneros, ahora también pueden acompañar los exquisitos salamines y quesos tandilenses con una copa de un tinto y blanco de Cordón Blanco.
– Syrah, la reina del Ródano que sigue sumando fieles
– La historia del Malbec en Mar del Plata, Balcarce, Tandil y Barker