La licenciada en psicología sistémica y perinatal, Jacqueline Szkliarski, dialogó con Bacap y explicó la importancia de poder adoptar este método de formación para el desarrollo pleno de niños y niñas.
Por Bárbara Benitez
Criar un niño o niña en la actualidad suele ser totalmente distinto a lo que sucedía hace años atrás. Los contextos sociales y económicos, el avance y la obtención de derechos y una pandemia hicieron que especialistas entendieran que criar a un menor desde sus necesidades era beneficio para la formación de un futuro adulto y de esta forma para desarrollar una mejor sociedad.
Actualmente los psicólogos recomiendan una forma de crianza denominada respetuosa donde se ve al niño como tal y se lo prioriza. La licenciada en psicología sistémica y perinital, Jacqueline Szkliarski, dialogó con este medio y explicó de qué se trata esta nueva propuesta.
– ¿Cómo llegaste a conocer este método?
– Con la crianza de mi primer hijo empecé a notar que algunas cosas se dificultaban, veía en él comportamientos que estaban movidos por emociones que le costaban manejar y yo no sabía cómo ayudarlo para que pueda modificar esos comportamientos. Por este motivo empecé a buscar como acompañarlo emocionalmente y encontré la Crianza Respetuosa que permite conocer un poco más acerca del desarrollo emocional y psicológico de los niños.
Frente al modelo vincular entre adultos y niños uno puede entender que gran parte de la interacción entre estos era bastante disfuncional y desde aquí surge esta propuesta.
– ¿De qué hablamos cuando nos referimos a Crianza Respetuosa?
– La crianza respetuosa se trata de conocer cómo se va desarrollando las capacidades del ser humano para ir entendiendo su entorno y el contexto en el que funciona, saber que nosotros, los adultos, funcionamos como el modelo con el cual los niños forman su mapa de la realidad y dependiendo del modelo vincular que observen dentro de la dinámica familiar y la interacción es la matriz que van a conformar con el vínculo con los demás y el mundo.
Además, está vinculado con el avance de los derechos humanos. En 1989 el niño es tomado como sujeto de pleno derecho dentro de la Convención de los Derechos del Niño. Por lo tanto, se puede empezar a notar que en los últimos años se le da mucho más lugar a las necesidades concretas de ellos en su nivel de desarrollo y madurativo. Asimismo, se toma en cuenta el avance de las neurociencias que también nos permite tener más información fehaciente de lo que sucede dentro del cerebro y poder observarlo. El avance del conocimiento nos permite entender que el humano es un ser emocional con capacidad de razonamiento.
Cambio de paradigma
– ¿Cómo se desarrolla?
– Primero requiere de información y trabajo personal. Lo que vivimos los adultos nos dejó con una inteligencia emocional bastante pobre, somos nosotros los que tenemos que trabajar con nuestra historia y vínculos. Tenemos que saber cómo es el desarrollo de nuestros hijos, de los niños que criamos y contar con herramientas nuevas.
Las mamás van compartiendo estrategias que les han funcionado, ideas, recursos y también la posibilidad de sentirse contenido. Se comenzó a entender que a otras familias les pasan cosas similares como a ellas. De esta forma podemos comprender que estas son modalidades normales de la edad de los niños.
– ¿En qué se diferencia a la anterior crianza?
– El modelo que se utilizaba antes era el autoritario adultocéntrico en donde se le exigía al niño que se adapte lo antes posible a las necesidades del adulto. Sucedió que luego algunas personas intentaron una crianza débil, se la llama niñocéntrica. Ésta tampoco permite que el adulto pueda brindarle las herramientas necesarias al niño para poder construir un mapa del mundo que le sea funcional.
Lo que buscamos es conseguir una figura de autoridad respetuosa, respetable con la posibilidad de poner normas adecuadas de la manera que sea posible hacerlo y también contemplando que nada sea un peligro o esté fuera de lo que es adecuado para ese niño.