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mayo 7, 2024
Lo de Acá

La historia del tenista marplatense que un día le ganó a Roger Federer

Nahuel Fracassi nació en Mar del Plata, juega al tenis desde chico y ahora es profesor en Alemania. Comenzó a viajar a los 12 años para competir en distintos países de Europa. Hoy puede decir que le ganó al gran Roger Federer cuando se enfrentaron en etapa de juveniles en 1996. 

Por Florencia Cordero

Radicado actualmente en Munich, Fracassi recordó a distancia una anécdota muy especial acerca de su enfrentamiento con uno de los deportistas más admirados del mundo. Una historia que pocos saben y que nunca usó para alardear ni mucho menos. 

Como cualquier chico que se acerca a un deporte en el barrio, empezó a jugar al tenis a los 7 años en la sede del Club River de la Avenida Juan B. Justo. A los 12, junto a su entrenador, se fue al norte de Italia sin su familia para empezar a competir. “Somos muchos hermanos y el tenis es un deporte muy caro, mi familia no podía costear la carrera y salió esta oportunidad. No lo pensé dos veces, mis papás me apoyaron y me vine”, comentó desde tierras alemanas.

“Fue todo una aventura, un sueño que tenía, no me daba cuenta de que me iba solo. El deseo era mucho más grande que el miedo o la preocupación. Ahora soy papá y no sé si dejaría a mis hijos cruzar el charco sin ningún familiar. Pero es una experiencia que volvería a hacer, no me arrepiento de nada”, afirmó. 

Nahuel Fracassi

Con su entrenador tenían una relación casi de padre e hijo y ahora continúan en contacto en la academia de tenis donde trabaja en Munich hace muchos años. “Soy su mano derecha, esa relación que nació hace más de treinta años sigue intacta”, remarcó.

Los primeros años en el exterior

Y después de tanto tiempo de estar instalado en Europa, recordó sus primeros momentos en el exterior: “Llegamos al norte de Italia en Normandía y empezamos a competir ahí en los torneos de mi edad. Como me iba bien, competía con los más grandes. Empecé a jugar los campeonatos italianos, estaba entre 1 ó 2 de Italia así que salió todo perfecto, empecé a competir para ese país, me llamaron del centro de entrenamiento y viajábamos representando a Italia hasta los 18”. 

Ya adaptado al nuevo idioma y a una nueva realidad, llegó otro cambio: “A los 18 nos fuimos a otro club en Toscana. Nos contrataron para representarlo, competimos y viajamos durante el año para nuestra carrera individual hasta los 25 que nació Benjamín.  Me quedé en Toscana en un club que me ofrecieron para que lo manejara yo. Y estuve nueve años en ese club. Hasta que me vine para Munich”.

Nahuel pasó desde los 14 hasta los 24 años viajando por España, Portugal, Japón, Canadá, Austria, entre otros. “Recorrí todo el mundo gracias al deporte aunque muchas veces no podía porque tenía que estar en el club y en el hotel. Conocí muchos lugares, culturas, personas, todo eso te ayuda a crecer, a tener una experiencia propia que te ayuda a tomar decisiones”, resaltó. 

Generacionalmente coincidió con una mega estrella del deporte como Roger Federer, cuando recién empezaba su camino. “Hasta los 18 representé a Italia a nivel juvenil, pero me sentía argentino. Viajé a muchos torneos con Federer, siempre nos veíamos y jugué con él dos veces. La primera vez le gané en 1996. Y a los tres meses volvimos a jugar y me ganó él”, contó sin demasiados detalles, fiel a su perfil bajo, hablando de una situación que, sin dudas, es para destacar y que cualquier otro argentino usaría para exagerar ese hecho en tono de hazaña.

La relación con Federer

Nahuel Fracassi con Roger Federer

No obstante, narró con entusiasmo algunos rasgos de humildad que demostró Federer un tiempo después. “Tengo una muy linda anécdota de cuando él era número uno del mundo, en el 2009, en el ATP de Roma. Fui con un amigo y pensé que no me iba a reconocer. Habían pasado 8 ó 9 años que no lo veía. Me miró, vino a saludarme y me preguntó cómo estaba, qué hacía, qué era de mi vida, yo estaba sorprendidísimo. Un tipo muy humilde, muy simple, un señor como se lo ve. La verdad que me sorprendió muchísimo la carrera que hizo. Era un loco, hablaba, gritaba, tiraba la raqueta, se peleaba con el entrenador. En el primer partido yo le gané fácil y en el segundo partido cuando iba perdiendo destrozó su raqueta contra el palo de la red. Era completamente diferente a lo que se ve hoy, era más temperamental, medio rebelde, tenía el pelo
amarillo”, reveló.

En cuanto a su carrera como tenista en su juventud, Nahuel Fracassi llegó a estar entre los ocho mejores del mundo y después se empezó a encontrar con dificultades técnicas, físicas, mentales y económicas. “Lo intenté hasta los 23, me quedé estancado y tomé la decisión de empezar la carrera de entrenador”, recordó. Estuvo a la par de los grandes tenistas argentinos de La Legión y contó que aún sigue en contacto a través un grupo de WhatsApp con varios de ellos como Guillermo Coria, David Nalbaldián, Mariano Zabaleta y Juan Ignacio Chela.

Por otra parte, confesó: “Siempre me sentí argentino, lo mío con Italia era tenístico. Donde nacés es donde tenés tus raíces. Por ahora nunca me planteé volver a Argentina. Tengo dos hijos con mi ex. Mis hijos son lo más lindo que tengo. Benjamín está jugando al tenis y compite. Es muy difícil entrenarlo siendo el padre, se complica y muchas veces hace más mal que bien. Mis amigos y mis hermanos me ayudan a que siga su carrera. Ellos son profesores de educación física en Mar del Plata y Benja los escucha o absorbe más. Si bien empezó de más grande a competir, él podría ser mucho mejor que yo, le falta madurar en experiencia, saber jugar los partidos, pero eso se gana con el tiempo. Tiene muchas ganas, creo que podría llegar a tener muy buenos resultados”.

Las visitas a Mar del Plata

Nahuel visita su ciudad natal habitualmente y su hijo le insiste para venir. “Cuando voy
a Mardel me siento completo, lleno, es mi ciudad, pero también me pasa que no sé si
podría volver a acostumbrarme a vivir ahí. Después de dos o tres meses empiezo a
extrañar mi rutina, mi trabajo, mi gente”, admitió.

“En Mar del Plata trato de estar con mis hermanos, mi mamá, amigos, me gusta ir a las cervecerías, voy a la playa… Los últimos veranos dediqué bastante tiempo al entrenamiento de Benjamín. Cuando pongo las cosas en la balanza, hay muchas más positivas que negativas”, agregó.  

Y a modo de reflexión sobre la situación de emigrar solo a tan corta edad, consideró que «a los 12 años era muy temprano para hacer ese despegue. Aconsejaría que lo hagan un poquito más adelante, para que puedan vivir cosas de la infancia, yo a esa edad competía, entonces las salidas, asados, no las tuve en la adolescencia. A los 16 ó 17 pienso que es una edad justa para hacer el despegue”. 

Aunque no le guste mencionarlo y lo tenga en cuenta sólo como una anécdota menor, su victoria sobre Roger Federer figura en los libros y es un dato irrefutable. Nahuel siguió su pasión y logró insertarse en el mercado laboral como entrenador de tenis como tantos amantes de este deporte. Pero no muchos tenistas pueden decir: “Yo le gané a Federer”.

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