En el cruce entre Boulevard Peralta Ramos y avenida Luro, Mar del Plata revela su esencia única e inconfundible. Pasear por esta esquina es sumergirse en la auténtica experiencia marplatense; un rincón que, hasta que no se descubre, deja a quienes la visitan con la sensación de no haber conocido verdaderamente la esencia de “La Perla del Atlántico”.

 

Por Marcelo Díaz (#AntesDeSerCalle)

Boulevard Peralta Ramos y avenida Luro es una intersección de Mar del Plata. No la vas a encontrar en ninguna otra ciudad del mundo. Es bien marplatense. Se puede decir que hasta que no se pisa esa esquina, no se conoce Mar del Plata.

Será porque es la esquina en donde se puede apreciar la inmensa costa galana de la que dejó registro un sorprendido Juan de Garay cuando le comunicó al Rey de España: “Es muy galana costa y va corriendo una loma llana de campiña (la actual loma Santa Cecilia) y por algunas partes pueden llegar carretas hasta el agua. Legua y media de la mar se acaba un tramo de cordillera que baja de la tierra adentro. Muestra grandes peñascos y en lo alto, campiñas y en la costa en algunas partes, descubre pedazos de peñascos donde hay gran cantidad de lobos marinos”.

Pero sobre todo, esa esquina es importante porque destaca a dos personajes fundamentales para que hoy estemos celebrando 150 años como ciudad: Patricio Peralta Ramos y Pedro Luro.

Cuando llegó a estas tierras, Don Peralta Ramos ya era un hombre grande. En 1860, viajó por primera vez a nuestra región acompañado por sus hijos mayores, Eduardo y Jacinto. Ese es el año en que Coelho de Meyrelles le vendió sus tierras, según constan las escrituras públicas, referencias judiciales y mensuras profesionales.

Don Patricio había generado su fortuna vendiendo ropa. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas proveyó de indumentaria para sus tropas participando de la Sociedad Popular Restauradora (Mazorca), desde el año 1842 hasta la caída (1846).

A sus 46 años, lo que había comprado era las estancias “Laguna de los Padres”, “San Julián de Vivoratá” y “La Armonía”, que conformaban unas 136.425 hectáreas. En esas tierras, en la desembocadura del arroyo Las Chacras, se encontraba la única y pequeña población originada por el saladero propiedad de Benigno Barbosa.

Al poco tiempo, Don Patricio le adquirió a Barbosa el saladero, quedando como dueño de la totalidad de la estancia principal “Laguna de los Padres”.

Empresario práctico y activo, intentó darle mayor vida al saladero e invirtió en algunas obras; aunque el saladero no mejoró su producción. La población tampoco mejoró mucho, aunque el nuevo propietario de las tierras buscó fomentar su actividad industrial, no pudo obtener los réditos esperados.

Rápido para los negocios, visualizó una alternativa más provechosa para la inversión que había realizado en estas tierras: subdividirlas. Esto le provocó largas polémicas con otros estancieros vecinos de la zona.

En realidad, las discusiones trataban sobre las ventajas y trastornos de la mejor ubicación del poblado con su Juzgado de Paz, escuela y autoridades, pero en el fondo se debatía sobre si era conveniente ubicar el poblado en el centro del entonces partido de Balcarce o por el contrario, era mejor instalarlo donde existía mayor cantidad de población que era en el denominado “Puerto de la Laguna de los Padres”.

El puerto de Balcarce

El primer antecedente de emancipación se dio en el año 1865 cuando fue creado el partido de Balcarce. Peralta Ramos recibió el apoyo del Juez de Paz, Juan Peña, quien insistió ante el gobierno provincial acerca de la necesidad de crear un poblado sobre la costa. Pasarían 9 años hasta que finalmente Mariano Acosta le diera esa posibilidad el 10 de febrero de 1874.

La avenida Patricio Peralta Ramos es un boulevard marítimo que recorre las playas céntricas. Hacia el sur se continúa por la Avenida de los Trabajadores (antes Avenida Martínez de Hoz), y hacia el norte por la Avenida Félix U. Camet. Nace justo en el edificio del Asilo Unzué. Tiene una extensión de 4 kilómetros y su numeración va hasta el 6700, en avenida Juan B. Justo. Por sus características de ser el contorno de la ciudad tiene la particularidad de cruzarse en dos oportunidades con la misma calle e incluso con muchas de las cuales por momentos son paralelas. Por su característica, bordea los barrios Leandro N. Alem, Lomas de Stella Maris, Centro y La Perla.

Luro, el primer exportador

Pedro Luro Oficialdegui había nacido en Saint-Just-Ibarre, en los Bajos Pirineos en marzo de 1820. Llegó desde muy chico con su familia como tantos inmigrantes vascos que se radicaron en la Confederación Argentina. En sus primeros años trabajó en saladeros, como peón de campo y en el transporte de pasajeros. Posteriormente se dedicaría a negocios inmobiliarios rurales y al comercio.

Destinó sus ganancias a iniciar la actividad de comerciante y las operaciones inmobiliarias rurales impulsadas por las conversaciones que mantuvo con los peones que transportó. Fueron ellos los que le hablaron de barrancas llenas de frutos y de campos con rebaños más al sur de Dolores, donde estaba afincado desde 1852.

Cuando decidió trasladarse a nuestra zona en busca de un puerto para exportar las materias primas que producía ya habían pasado tres años de ese 10 de febrero. El vasco-francés en 1877 se hizo cargo del saladero, la grasería, instaló un molino y construyó un nuevo muelle, dándole un nuevo impulso a la agricultura de la región.

Estuvo en Mar del Plata poco tiempo -solo ocho años- ya que en 1885 debió abandonarla definitivamente por problemas de salud.

Para Pedro Luro, también se escogió homenajearlo con una avenida que nace al 2100 (avenida Patricio Peralta Ramos al 1900) y que termina enlazando con la Autovía 226, como salida oeste de la ciudad. A lo largo de su recorrido forma parte del área Centro, divide los barrios San Juan de Nueva Pompeya, Don Bosco de Estación Norte, Los Andes de Domingo Faustino Sarmiento; San Cayetano de Nueve de Julio; Coronel Dorrego de Malvinas Argentinas; Jorge Newbery de Libertad; atraviesa Florentino Ameghino y por último (ya es Ruta) deja a un lado al barrio San Jorge.

Ambas arterias son probablemente los nombres que más recuerdan quienes visitan la ciudad y es una forma de homenajear a dos importantes personajes que están ligados a la historia de estos 150 años.