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mayo 2, 2025
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¿Mar del Plata nuclear?

El pedido de derogación de una Ordenanza reabrió un debate en torno a los usos de material atómico en la ciudad. Plantas energéticas y tratamiento de residuos. Reactores escuela e irradiación de alimentos. El rechazo a un proyecto “temerario” y la experiencia de Argentina en el sector. 

Por Thom Lahitte

Una prueba de seguridad que falla. Un destello de luz fantasmagórico que ilumina la madrugada de Pripyat. El reactor RBMK número 4 de la planta de Chernobyl ha explotado y ya nada será igual. Aunque la energía nuclear nunca dejó de utilizarse a lo largo del mundo, el estigma del accidente en Ucrania persiste.

En octubre de 1997, once años después de aquel incidente, el Concejo Deliberante declaró a la ciudad como “Zona No Nuclear”. Funcionarios de aquella época no recuerdan el disparador del expediente impulsado por el intendente Elio Aprile. El escrito tampoco explica los motivos aunque en la desgrabación del debate, al que pudo acceder Bacap, alguien menciona vínculos vidriosos entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y algunos sectores de la política. 

¿Qué estipula la Ordenanza? Prohíbe “la instalación de centrales nucleares, depósitos transitorios, temporarios o permanentes de residuos o materias primas radioactivas, plantas o establecimientos de cualquier tipo que elaboren o utilicen durante el proceso de producción elementos que pudieran provocar contaminación, prohibiéndose asimismo el transporte de la citada sustancia o materiales por cualquiera de los medios de transporte, sea aéreo, terrestre o marítimo”. 

No obstante, excluye del listado “la utilización de material radioactivo para uso exclusivamente medicinal”. A su vez, propone señalética en todos los accesos al partido con la inscripción “Zona No Nuclear”. 

Reactor RA-0 de la Universidad Nacional de Córdoba.

Casi treinta años después, el concejal Julián Bussetti (Pro) elevó un pedido para derogarla. “La normativa no sólo excluye la energía nuclear, que es en lo primero que todos piensan, sino otro montón de proyectos”, explica el edil a este medio. ¿Cuáles? El uso de reactores escuela como los que tienen las universidades de Córdoba y Rosario. Otro uso planteado es el de la irradiación de alimentos, tecnología algo autorizado por el Código Alimentario Argentino.

“Muchas veces prohibimos por prohibir”, explicitó Bussetti quién, por un lado, duda de la posibilidad real de que se instalen plantas y por el otro, confía en el digesto ambiental de la comuna que contempla y opera sobre cualquier iniciativa con capacidad de impacto en el medio ambiente.

Paraguas cerrados, proyectos “temerarios” y el caso argentino

La Ordenanza funciona como un paraguas que se cubre de toda posibilidad. ¿Pero qué pasaría entonces si éste se cerrara? Allí comienza el temor de algunos expertos. ¿Alentaría eso la idea de establecer reactores nucleares o del tratamiento de desechos radiactivos?

Una de las notas en rechazo al pedido de derogación provino de la ONG Bios que calificó de “temeraria” la idea y “abre la puerta, taxativamente, a reactores nucleares en un pequeño municipio famoso internacionalmente por el turismo, ejemplo de agroecología, pesca e industria alimentaria en todo el mundo”.

A su vez, indicaron que “la energía nuclear retrocede en el planeta” y que “los riesgos son demasiados y los costos, enormes”. Además, el documento detalla que “Italia, Alemania, Bélgica, Suiza, Corea del Sur, España, han cerrado sus centrales o están en proceso de cierre ante el desarrollo de tantas alternativas verdaderamente renovables y sustentables”.

Fuente: Ministerio de Economía. 

En la actualidad, Argentina cuenta con tres plantas nucleares: Atucha I y II, ubicadas a la vera del río Paraná en territorio bonaerense, y la central de Embalse, en Córdoba. Hay una cuarta en construcción, el CAREM 25, de diseño nacional y que se ubicada en la localidad de Lima.

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