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junio 21, 2025
acuario Museo Scaglia
Lo de Acá

En qué consiste la transformación del acuario del Scaglia y qué opina la comunidad científica

El director de Cultura municipal, Francisco Taverna, describe el alcance del proyecto. Por su parte, biólogos de Mar del Plata reflexionan sobre esta iniciativa.

 

Por Agustín Casa

En una resolución del viernes 11 de abril de este año, publicada el lunes 21 de abril en boletín oficial, el Ente Municipal de Cultura y Turismo (EMTuryC) encomienda a la Dirección General de Cultura la transformación del acuario del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia de Mar del Plata en un espacio moderno e interactivo y asegura “la continuidad de sus funciones investigativas, educativas y de divulgación científica”.

Al mismo tiempo, autoriza que se firmen convenios para “la reubicación de los ejemplares vivos actualmente alojados en el acuario, asegurando su correcta reinserción en hábitats adecuados a través de organismos competentes en la materia”.

“Queremos mejorar la experiencia de las personas que lo visitan y entendemos que, en ese mejorar, es necesario no exhibir más animales vivos en las peceras del museo”, cuenta a Bacap el director de Cultura del Municipio de General Pueyrredon, Francisco Taverna.

En este marco, los peces que están en el acuario del museo serán trasladados al Ecoparque de Batán. “Entendemos que es un espacio mucho más acondicionado que el que tiene el museo, con sus pequeñas peceras, para que vivan todos estos peces”, señala Taverna.

En la sala donde funciona el acuario se busca generar un espacio inmersivo, por ejemplo, con proyecciones de la biología marina de la costa marplatense en las paredes de ese sector. Para ello, se prevé incorporar proyectores 4K HD y un sistema de audio acorde a la propuesta.

“Nuestra intención es que, en el sector del acuario, todo lo que no tiene peces siga funcionando de esa manera, al igual que el área de investigación que llevan adelante los distintos agentes municipales. No hay una intención de ir contra los agentes municipales, sino todo lo contrario, mejorar las condiciones en las que ellos llevan adelante su trabajo”, sostiene el funcionario.

Los motivos de la decisión

El director de Cultura municipal remarca que la idea de la transformación del acuario “no es un cambio de un día para otro, sino que venimos trabajando hace un tiempo” y que “es una tendencia que va sucediendo en el mundo”.

Y agrega: “Lo mismo está pasando en Argentina con el Ecoparque de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y con el zoológico de la ciudad de Mendoza. Están siendo tendientes a devolver a sus hábitats o a hábitats un poco más acondicionados a los animales”.

Sobre el cambio de paradigma que proponen con esta propuesta, Taverna detalla: “Tuvimos reuniones con profesionales para ver si esto era adecuado. Siempre va a ser adecuado no tener seres vivos en cautiverio en un primer momento y también es entendible que estos peces, que hace un montón de tiempo viven en peceras, no pueden volver a su ambiente natural. Sería una irresponsabilidad que nosotros decidamos devolver al mar a las distintas especies después de tanto tiempo en cautiverio”.

En tanto, sobre el rol educativo del museo, y del acuario en particular, el funcionario explica que “la cuestión educativa no se ve atentada si no hay peces exhibidos, sino que la intención es incorporar tecnologías para poder aprender mucho más”.

“Me parece que es una tarea loable que nosotros intentemos que los más chicos en nuestra ciudad, que son los que visitan este museo, entiendan, comprendan que parte del cuidado del medioambiente también es esto. No decidir nosotros mismos, por peces que nacieron en un ambiente natural, ser trasladados a un ambiente completamente artificial”, comenta.

acuario Museo Scaglia
El acuario del Museo Scaglia funciona desde el 27 de diciembre de 1977.

Repercusiones de la iniciativa

Tras conocerse la resolución, desde diferentes sectores expresaron su preocupación por la propuesta para transformar el acuario del Scaglia. En esa línea se pronunciaron desde el Sindicato de Trabajadores Municipales de General Pueyrredon (STM), que describen al acuario del Scaglia como un espacio único en la ciudad que desde 1977 ha cumplido un rol importante para la educación ambiental y conservar la biodiversidad local.

“Nos preocupa que este cierre responda a intereses privados, como ha ocurrido anteriormente con otros espacios del museo. La posible relocalización de los animales en un bioparque privado, con una entrada de $18.000, implicaría limitar el acceso a este patrimonio natural. Además, desconocemos si dicho lugar cuenta con las condiciones adecuadas para garantizar el bienestar y la sobrevida de las especies”, dicen en un comunicado difundido el 25 de abril.

Desde el STM también afirman que “las decisiones fueron tomadas sin la participación de los profesionales y técnicos del área, ignorando su experiencia y el valor patrimonial de la colección ictiológica del museo”.

En paralelo, la concejal Eva Ayala (Acción Marplatense) presentó un proyecto de comunicación el 28 de abril en el Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon, en el cual solicita al Ejecutivo información sobre distintas cuestiones relacionadas a la transformación del acuario. El mismo día el proyecto ingresó en la Comisión de Ambiente, Desarrollo Sostenible y Servicios Sanitarios.

¿Qué opina la comunidad científica de Mar del Plata?

“Una transformación que implique realidad virtual, videos e interacción con el público valiéndose de la tecnología, no debería reemplazar a los acuarios, sino, por el contrario, deberían actuar en forma conjunta. No es necesario destruir algo tan valioso y construido con tanto esfuerzo para reemplazarlo por otro tipo de exposiciones. Ambas cosas deberían coexistir e interactuar”, señala a Bacap Gabriel Genzano, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y profesor de la UNMDP.

Sobre el proyecto, la doctora en Ciencia Biológicas María Paz Sal Moyano (investigadora del CONICET en el IIMyC y docente e investigadora de la UNMDP) opina: “La transformación del acuario al espacio que se plantea sin exhibición de animales implica un retroceso dada la pérdida de un espacio público destinado a la educación ambiental, divulgación e investigación donde los ciudadanos pueden observar directamente y conocer a las diversas especies locales y sus comportamientos en un ambiente similar al natural”.

Sal Moyano considera que la transformación del espacio “podría implementarse como complementaria en alguna subdivisión del museo, pero de ninguna manera como sustitución del acuario”.

Por su parte, la doctora en Ciencias Biológicas Nair de los Ángeles Pereira (investigadora del CONICET en el IIMyC y ayudante graduada de la cátedra de Maricultura de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMDP) reflexiona sobre este tipo de iniciativas. “Una transformación podría ser positiva si realmente se tratara de modernizar el espacio respetando el objetivo educativo y científico, consultando a la comunidad de investigadores y garantizando que lo que se construya después sea igual o más valioso para el público y para la ciencia”, aporta. Pero advierte que “en este caso parece que la transformación se plantea de manera inconsulta, apresurada y con argumentos poco sólidos, lo que genera desconfianza”.

Asimismo, sobre las proyecciones audiovisuales que prevé la propuesta, Pereira se pregunta: “¿Existe material, aunque sea audiovisual, para poder proyectar y explicar la biodiversidad marina local? ¿Cómo se va a generar ese material interactivo? ¿Qué especialistas han sido convocados para generarlos?”.

”Realmente se sabe muy poco sobre el proyecto que pretende reemplazar a los acuarios. Solo se dice que habría ´simulaciones digitales, realidad virtual y experiencias interactivas´ como un enfoque innovador y dinámico sobre los ecosistemas marinos. Resulta muy difícil evaluar esta transformación, cuando se desconocen los detalles. Este tipo de técnicas son ampliamente usadas en el mundo desde hace muchos años, pero en la mayoría de los casos complementan la experiencia con animales acuáticos, no necesariamente la reemplazan”, describe Diego Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET en el IIMyC, profesor de la UNMDP y secretario de Ciencia y Técnica de la misma universidad.

En tanto, el biólogo Alejandro Saubidet, director del Centro de Rehabilitación de Fauna Marina del Aquarium de Mar del Plata -que cerró sus puertas en las últimas semanas- dice que “la pérdida del acuario del Museo Scaglia significa un retroceso importante para la investigación, educación y divulgación medioambiental marina en la ciudad y su área de influencia”.

La reubicación de los animales

El traslado de los peces del acuario del Scaglia estará a cargo del personal del Ecoparque de Batán, establecimiento que recibirá a estos animales en sus instalaciones.

En primer lugar, se prevé trasladar a los peces que se encuentran en el estanque ubicado en el patio trasero del museo. Una vez finalizada esa tarea, se procederá a trasladar los peces que se encuentran en las peceras del acuario del Scaglia. Taverna asegura que será un trabajo progresivo y, tras realizar el traslado, iniciarán las acciones para transformar el acuario.

Para los investigadores de la ciudad, la reubicación de animales acuáticos no es tarea sencilla. “El traslado de los animales es una etapa crítica para animales acuáticos. Se debe garantizar la estabilidad de las condiciones del agua (temperatura, pH, gases disueltos, y suspensión de sólidos, etc) durante el traslado, junto con una preparación previa y un monitoreo posterior”, advierte Diego Rodríguez.

Asimismo, María Paz Sal Moyano cuenta que “el traslado de animales implica un riesgo, sin embargo, si las condiciones de traslado cumplen las normas de bioseguridad y cuidado animal, es realizado por personal científico y técnico especialista en la temática, se asegura un resultado exitoso”.

“Dado que los animales del acuario han sido criados en cautiverio, el lugar a trasladarlos debería comprender acuarios que cumplan con las mismas condiciones fisicoquímicas y biológicas de mantenimiento que actualmente se controlan en el Scaglia y que aseguran el bienestar animal”, subraya la bióloga.

En tanto, Rodríguez indica: “Lo esencial es que la institución receptora garantice no solo instalaciones aptas, sino que la condición de las mismas sea mejor que las actuales en el Museo Scaglia. De no ser así, toda esta propuesta resulta contraproducente y va a perjudicar a los animales que se pretende proteger”.

“Lo que debe quedar en claro es que los animales luego de su traslado van a seguir estando en cautiverio, y también van a seguir siendo exhibidos, lo que relativiza los argumentos que parecieran motorizar este traslado”, apunta Rodríguez.

caballito de mar
El acuario del Scaglia alberga dos caballitos de mar, una especie en peligro declarada Patrimonio Natural de Mar del Plata.

El valor del acuario para la comunidad marplatense

El acuario del Museo Scaglia funciona desde el 27 de diciembre de 1977, hace casi 48 años. En la actualidad, alberga ejemplares de diversos peces e invertebrados marinos, como caballito de mar, piraña, carpa, tilapia, vieja de vela, bagre, chanchita, cangrejo, anémona, corvina, sargo y raya, entre otros.

“Se exhiben especies de hallazgo frecuente en nuestras aguas, las cuales se mantienen en muy buenas condiciones y de acuerdo a las normas establecidas en estos casos. La exhibición de estos animales tiene no solo un alto impacto educativo y de divulgación, sino que además son de importancia para estudios que permitan una mejor comprensión de su biología y conservación”, sostiene Gabriel Genzano.

En ese punto, el investigador destaca que en el museo se realizan estudios sobre la biología y la ecología del caballito de mar, una especie en peligro declarada Patrimonio Natural de Mar del Plata.

Por su parte, Alejandro Saubidet recuerda que “muchos somos los que, llevados por nuestra fascinación hacia la fauna marina, tuvimos nuestro primer acercamiento a estos animales a través de un acuario, un paseo ineludible de niños” y afirma que “sin la existencia de los acuarios, la observación de estas especies estaría restringida a un grupo minúsculo de personas capaces de sumergirse en el medioambiente marino y que, además, tengan los recursos económicos para poder hacerlo”.

Museos, acuarios y protocolos

Diego Rodríguez remarca que “desde siempre, la comunidad científica estuvo preocupada y activamente trabajando en el bienestar animal” y comenta que “las técnicas de mantención de organismos acuáticos han avanzado mucho en el mundo y actualmente se tienen protocolos internacionalmente probados para la mantención saludable de gran cantidad de tipos de organismos acuáticos”.

“Hay muchísimos avances tecnológicos asociados con este tipo de acuarios, para favorecer una mantención saludable y sostenible de organismos”, añade.

En simultáneo, Sal Moyano destaca que “el consenso en la comunidad científica, y en la sociedad en general, sobre los acuarios coincide en que tienen una importante función en la educación, la investigación, la divulgación y la conservación de especies, por lo cual, están aceptados en todo el mundo”.

Y afirma que “se establece que los acuarios deben asegurar las condiciones adecuadas de mantenimiento que certifiquen el bienestar animal, es decir, deben cumplirse los estrictos protocolos y las normas de bioseguridad de cuidado animal (como ocurre en el acuario del Scaglia)”.

Acuario del Museo Scaglia
En la sala donde funciona el acuario se busca generar un espacio inmersivo con proyecciones de la biología marina de la costa marplatense.

Una alternativa: un espacio de conservación

Nair de los Ángeles Pereira asegura: “Hoy se espera que los espacios que albergan animales vivos fundamenten su existencia en acciones de conservación, investigación o educación ambiental de calidad, y no en el entretenimiento. Lo ideal es, además, minimizar el uso de animales y garantizar su bienestar en todo momento”.

Una alternativa concreta para este espacio sería enfocarlo en la conservación de especies amenazadas, utilizando los acuarios únicamente para programas de reproducción y rehabilitación, sin exposición pública. Sin embargo, dudo que la infraestructura actual sea adecuada para estos fines, lo que hace aún más necesario un análisis serio y planificado sobre el futuro del lugar”, describe.

Pereira considera positivo que se avance “hacia una mirada más sensible hacia los otros organismos con los que compartimos el planeta, y que se transformen los espacios que ya no están alineados con estos valores”.

Al mismo tiempo, reconoce que “en el caso de acuarios pequeños o dedicados a especies locales, como el del Museo Scaglia, las críticas son considerablemente menores, especialmente cuando cumplen funciones claras de educación ambiental, conservación de especies autóctonas y divulgación científica”.

“En este contexto, resulta fundamental respaldar su importancia con documentación científica que demuestre cuánto ha contribuido el museo a la generación de nuevos conocimientos y al enriquecimiento del saber de quienes lo han visitado a lo largo de los años”, sugiere la investigadora.

Convivencia de modelos

Pereira afirma que “un museo sin animales vivos puede especializarse en exposiciones interactivas, realidad virtual, audiovisuales y reconstrucciones de ambientes”. En paralelo, resalta que “un acuario destinado exclusivamente a la investigación podría funcionar en otra sede o en asociación con universidades, donde los animales se mantengan bajo programas serios de investigación, conservación y educación”.

En este marco, la investigadora propone que “la infraestructura de acuarios que quedaría en desuso podría ser donada a la Universidad Nacional de Mar del Plata, institución que ya mantiene un convenio vigente con el museo para la realización de charlas, asesoramiento científico, prácticas de investigación, tesis de grado y posgrado, entre otras actividades”.

Además, advierte que “resulta llamativo que no se haya recurrido a este convenio ni se haya solicitado asesoramiento al sector científico antes de tomar la decisión, especialmente en lo que respecta al nuevo destino de los animales, que es lo más preocupante en esta situación”.

“La convivencia de ambos modelos —un espacio de divulgación sin animales vivos y otro orientado a la conservación e investigación— ya se implementa con éxito en distintas partes del mundo, y representa una opción mucho más respetuosa tanto para los animales como para la comunidad científica y educativa”, resume Pereira.

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