El esfuerzo municipal y privado devolvió su esplendor a la obra de Carlos Thays de 1909, un emblema del Paseo Las Toscas, ante la presencia de su bisnieto. Sin embargo, en menos de 24 horas, la falta de conciencia patrimonial se manifestó con la rotura de masetones en la flamante restauración.
Mar del Plata celebró este sábado la reinauguración de uno de sus monumentos históricos más significativos: la Escalera Imperial ubicada en el Paseo Las Toscas. El acto, encabezado por el intendente Guillermo Montenegro, no solo significó la presentación de un trabajo de restauración integral, sino también una reivindicación del valor patrimonial de la ciudad. La alegría, no obstante, fue efímera: a menos de 24 horas de la apertura oficial, el sitio fue vandalizado con la rotura de masetones.
La obra, diseñada originalmente por el paisajista Carlos Thays e inaugurada en 1909 como parte de la urbanización de la costa, fue recuperada tras un exhaustivo trabajo realizado por la Dirección de Restauración de Monumentos del EMVIAL y la Secretaría de Obras y Planeamiento Urbano, en conjunto con el sector privado.
Un acto de reivindicación histórica
La ceremonia de reinauguración contó con la participación de la Guardia del Mar y la Banda de Música de la Base Naval Mar del Plata, otorgando un marco festivo y formal al evento. La nota emotiva y distintiva la dio la presencia de Carlos Thays IV, bisnieto del renombrado paisajista, quien brindó el aval histórico y material para los trabajos.
Como parte del acto, se realizó un descubrimiento de placas a cargo de instituciones educativas, en el marco del programa Guardianes de Nuestra Historia. Esta iniciativa busca involucrar a los estudiantes en la preservación del patrimonio y comenzó con la señalización de la Escalera Imperial, un plan que se extenderá a todos los monumentos y sitios históricos de General Pueyrredon.
La restauración: fiel al espíritu original
La envergadura de la restauración radicó en la meticulosidad de la investigación histórica. El proyecto se basó en el estudio de los documentos originales de Thays (custodiados en el Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires) y en los bocetos y apuntes aportados por su bisnieto.
Entre los trabajos detallados se encuentran la recreación de 90 metros de pasamanos desaparecidos, la reconstrucción de peldaños, descansos y pilares, y la reproducción de 275 balaustres y 24 copones inexistentes, todo a partir de la forma y composición originales. Además, se instalaron 15 farolas ornamentales.
La joya de la corona fue la restauración de una valiosísima pieza patrimonial: un copón de hierro fundido proveniente de la Fundición Francesa de Val D´Osne, la más importante del mundo, que Thays trajo en 1909 y hoy corona el frente de la Escalera. Esta pieza había sido declarada patrimonio histórico por ordenanza en 2016.
El círculo vicioso de la conservación
La fastuosidad de la reinauguración y la minuciosa dedicación a recuperar este patrimonio tangible de Mar del Plata se vieron opacadas por una frustrante realidad que expone la gran asignatura pendiente de la ciudad: la preservación.
La rápida vandalización con la rotura de masetones a menos de un día de finalizada la obra pone en evidencia la dicotomía que enfrenta Mar del Plata: por un lado, un esfuerzo municipal, respaldado por la historia y el sector privado, para rescatar y poner en valor su legado. Por el otro, una preocupante falta de conciencia cívica y patrimonial que atenta de manera sistemática contra estas inversiones.