Una investigadora del CONICET y la UNMdP busca descifrar cómo fue el clima durante los últimos 16.000 años en Mar del Plata y la región. Para ello, estudia granos de polen fósil depositados en el fondo de lagunas de la zona.
Por Agustín Casa
La bióloga marplatense Marcela Tonello investiga cómo fueron las condiciones climáticas durante los últimos 16.000 años en Mar del Plata y la región. Para ello, estudia un indicador biológico que aporta importantes pistas sobre el pasado: el polen fósil.
Al observar una muestra de polen fósil a través del microscopio, se puede saber a qué tipo de planta perteneció y eso permite conocer cómo era la vegetación en un momento determinado. En paralelo, a través de un proceso de datación, que se realiza fuera del país, se puede conocer la antigüedad del registro. Así, al saber el tipo de vegetación y la antigüedad de la muestra, se puede inferir cómo eran las condiciones climáticas hace miles de años.
“Si encuentro en el pasado granos de polen de arbustos o de pastos que hoy en día crecen en condiciones secas, voy a poder inferir que para ese momento las condiciones eran secas. Entonces, ahí no tenía una selva, tenía un pastizal. Así es como podemos reconstruir el clima del pasado”, cuenta a Bacap Tonello, doctora en Ciencias Biológicas, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y docente de la UNMdP.
La investigadora, cuyos estudios se enmarcan dentro de la paleoecología, destaca que “la vegetación depende principalmente del rango de precipitación y de temperatura en un determinado lugar”. Por eso, al reconstruir cómo era la vegetación en un lugar y momento en particular, se pueden inferir las condiciones climáticas.
Los registros de polen fósil son tomados de lagunas que se formaron hace miles de años porque allí se deposita el polen de la vegetación que creció a su alrededor e incluso a varios kilómetros. Las flores producen granos de polen generalmente entre la primavera y el otoño. Por acción del viento, esos granos se liberan y vuelan por el aire. Y algunos de esos granos caen a alguna laguna, se depositan en el fondo y se van acumulando.
“Lo que hacemos es perforar el fondo de la laguna con una sonda y sacamos un testigo sedimentario que es como un chorizo de tierra. Lo llevamos al laboratorio, lo cortamos en rodajitas, y ahí se hace un proceso para extraer el polen y mirar bajo el microscopio los granos que quedaron preservados. Por otro lado, tomamos un pedacito de esa muestra y la mandamos a datar al exterior. Se hacen dataciones de radiocarbono y así podemos conocer la edad de esos registros”, detalla Tonello.
Algunas de las lagunas en las que trabajan Tonello y su equipo se encuentran en cercanías de Mar del Plata, como laguna Mar Chiquita, laguna Nahuel Rucá, y otras lagunas en campos privados en la zona de Maipú. En algunos casos, han hallado registros que comprenden el Holoceno completo, es decir, los últimos 12.000 años.
Las condiciones climáticas en la zona de Mar del Plata en los últimos 16.000 años
El estudio de Tonello inicia desde la transición Pleistoceno-Holoceno, un período que se extendió entre los 16.000 y 12.000 años antes del presente y que se caracterizó por “un pulso de condiciones húmedas”. Luego, en el comienzo del Holoceno, a partir de los 12.000 años antes del presente, las condiciones fueron cada vez más secas hasta los 8.000 años antes del presente, en el inicio del Holoceno medio.
“Lo que nosotros llamamos Holoceno medio, entre los 8.000 y los 4.000 años antes del presente, es un período seco en general. De hecho, hay otros trabajos que señalan que para los 5.000 años antes del presente las condiciones fueron casi áridas para esta región pampeana. Nosotros, por nuestros registros, no estamos viendo que fueran tan áridas. Pero sí vemos que la vegetación cambió y evidentemente cambió en respuesta a una disminución de la precipitación”, explica la investigadora del CONICET.
No obstante, reconoce que todavía no han podido descifrar si en ese período disminuyeron las precipitaciones o si estaba lloviendo lo mismo pero hubo un aumento en la temperatura.
A partir del final del Holoceno medio, hace unos 4.000 años, se presenta un momento sin grandes cambios. Hasta que desde los 2.500 años antes del presente las condiciones son cada vez más húmedas hasta llegar a las condiciones actuales.
“En los registros acá del sudeste, más al norte de Mar del Plata, o en el centro de la provincia de Buenos Aires, se ve un incremento de la precipitación. Las condiciones comienzan a ser cada vez más húmedas hasta llegar a las condiciones que tenemos hoy”, subraya Tonello, quien forma parte de los grupos de Paleoecología y Palinología y de Ecología y Paleoecología de Ambientes Acuáticos Continentales, ambos pertenecientes al IIMyC.
En este sentido, la bióloga remarca que en esta región las temperaturas fueron templadas durante los últimos 16.000 años, a excepción de un momento del Holoceno medio que aún no se sabe si hubo un aumento de temperatura.
“Lo que sí se nota mucho es que ha habido variaciones en la precipitación. Por lo general, un momento muy húmedo o un pulso húmedo en esa transición Pleistoceno-Holoceno, y después durante todo el Holoceno condiciones cada vez más secas hasta llegar a los 5.000 o 4.000 años antes del presente. Luego hubo como un impasse, y a partir de los 2.000 o 2.500 empezó a aumentar la precipitación hasta las condiciones húmedas que tenemos hoy”, resalta.
La vegetación en la región en los últimos 16.000 años
Según la investigadora, la pampa húmeda ha sido un pastizal durante todo este período, en el que dominaron los pastos, y en los momentos más secos había menos cobertura vegetal, es decir, más suelo sin vegetación.
“Eso lo inferimos porque tenemos menos concentración de granos de polen. En los momentos más secos había más arbustos. Hay varios arbustos que nos dan indicios de que las condiciones fueron más secas. Son arbustos que crecen hoy en la zonas más serranas o la pampa más seca y los encontrábamos en esta zona”, describe.
En esta línea, sostiene que las especies vegetales han sido siempre las mismas, lo que les permite inferir la presencia de pastizales en la región, e indica que según el momento se han presentado distintas proporciones de esas especies de gramíneas y arbustos. Cabe destacar que recién se introdujeron especies exóticas con la llegada de los españoles, cuando algunos pobladores se instalaron en la región.
Por otra parte, Tonello resalta que saber si la laguna tenía o no tenía agua les da pistas sobre la vegetación y las condiciones climáticas del momento. “Ahí tenemos no solo el polen de la región pampeana en general, a escala más regional, sino la vegetación a escala local, es decir, qué plantas estaban creciendo alrededor y también adentro de la laguna”, señala.
Polen fósil: información valiosa para el futuro
Según la investigadora, el presente sirve como análogo a la hora de estudiar el clima del pasado. Comprender la relación entre el polen, la vegetación y el clima permite entender y reconstruir el clima del pasado.
Al mismo tiempo, la información sobre las condiciones climáticas de los últimos 16.000 años no solo permite comprender mejor cómo fue la Tierra en el pasado, sino que brinda datos valiosos para el futuro.
“Esa información se puede incorporar en los modelos de circulación general de la atmósfera. Esos modelos lo que hacen es pronosticar o predecir cómo va a ser el clima en el futuro. Y la información que viene del clima del pasado sirve para ajustar esos modelos. Entonces, como hay muchos modelos, podemos así conocer qué modelo predice de mejor manera o está un poco más ajustado para predecir las condiciones del futuro. Y saber qué va a pasar con el clima en los próximos años es sumamente importante sobre todo para quienes tienen que tomar decisiones políticas”, concluye Tonello.