Chefs, cocineros indígenas y agricultores elaboraron un libro de cocina con más de 70 recetas que refieren a sistemas alimentarios, biodiversidad, consumo, la producción sostenible para contribuir a la lucha contra el cambio climático, el desperdicio de alimentos y también aporta información sobre la huella de carbono de cada plato.
El recetario también destaca y sigue las directrices sobre macronutrientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que hace que las recetas «no solo sean saludables para el planeta, sino también para nosotros», informó el sitio de noticias de la ONU.
Pone de relieve la importancia de las elecciones alimentarias y el impacto que pueden tener en nuestro entorno inmediato.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los sistemas alimentarios contribuyen a los fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad, y se ven afectados por ellos.
Pasteles de cangrejo elaborados con fonio, un antiguo cereal de África Occidental, o ratatouille preparado con productos «imperfectos» para reducir el desperdicio de alimentos, son solo algunas de las más de 70 recetas incluidas en el recién publicado Cookbook in Support of the United Nations: For People and Planet (Un libro de cocina en apoyo de las Naciones Unidas: por las personas y el planeta).
La fundadora de Kitchen Connection y profesora de la Universidad de Nueva York, Earlene Cruz explicó que «el consumo de libros de cocina va en aumento y la gente los utiliza como fuente de educación e inspiración. La idea de publicar uno siempre había estado sobre nuestra mesa».
«Hemos descubierto que los habitantes de los países más contaminantes del mundo emitimos a través de nuestras elecciones alimentarias unos tres kilogramos de emisiones de CO2 por comida. Las recetas de este libro tienen un 58,6% menos de carbono en comparación con una comida media de las regiones del mundo que más emiten. Este libro está dedicado al planeta», afirmó.
Luego añadió que «la cuestión es que, tanto si estamos en ciudades como en zonas suburbanas o rurales, o en algún lugar tan remoto como la Antártida, es primordial tener en cuenta nuestras elecciones alimentarias y cómo repercuten en nuestro entorno inmediato».
El libro presenta 75 recetas con instrucciones para su preparación, pero también reflexiones e historias, incluidas las de comunidades indígenas y agricultores, la base originaria productiva en la cadena mundial de producción de alimentos.
El activista, restaurador y empresario Kimbal Musk también presentó este libro y desde la comunidad indígena sioux, hasta la Antártida, el libro refleja las realidades de nuestro diverso sistema alimentario y las culturas culinarias inherentes.
Lo más gratificante fue ver a más de 200 personas reunidas y firmando para apoyar esta causa.
Ska Mirriam Moteane, cocinera de Lesotho, compartió, por ejemplo, la receta de una torre de ensalada de diente de león (planta herbácea) que emite un 87,58% menos de carbono que una comida media en países con altas emisiones, como Estados Unidos y China.
La sostenibilidad está, incluso, integrada en el propio libro ya que las páginas están hechas de fibra de madera procedente de fuentes responsables.
«Por ejemplo, la receta de frijoles negros de la chef indígena Rosalía Chay Chuc es la que menos emisiones emite del libro. Los frijoles son suaves para la tierra y no necesitan mucha agua para crecer», explicó la creadora de Kitchen Connection.
Otros colaboradores como Dani Nierenberg, experto en sistemas alimentarios, compartió una receta llamada Make do ratatouille que reduce el desperdicio de alimentos utilizando «ingredientes imperfectos» para hacer un «plato perfecto» de la forma más deliciosa.