China ha consolidado su posición como un referente global en tecnología, robótica e inteligencia artificial, con casos de éxito como Shenzhen que inspiran a naciones en desarrollo. La Cámara Argentino China de la Producción, la Industria y el Comercio, a través de su Comisión de Tecnología, ha analizado cómo Argentina puede aprender y beneficiarse de este modelo para impulsar su propio desarrollo tecnológico.
Andrés Wei, presidente de HAOMAI Technology y miembro de la Comisión, destacó la experiencia de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) chinas, particularmente la de Shenzhen. «Shenzhen inició su transformación en 1980 como una localidad de apenas 30.000 habitantes y, mediante incentivos fiscales, flexibilidad laboral e inversión sostenida, se convirtió en dos décadas en un polo tecnológico global», explicó Wei. La clave, según él, reside en «políticas de Estado consistentes, con continuidad garantizada más allá de los cambios de gobierno».
Desde la Cámara, proponen «promover alianzas estratégicas mediante acuerdos con parques tecnológicos chinos, identificando universidades y empresas socias, y organizando misiones de intercambio técnico» para adquirir el know-how necesario. Asimismo, buscan «estimular esquemas de financiamiento combinado que integren inversiones públicas y privadas».
La era de los datos: Cuando «ya no confiamos en los humanos, confiamos en los datos»
Lucas Landesman, board member de China Experience Latam y también miembro de la Comisión, enfatizó la profunda transformación de las cadenas de valor globales. «China, que durante décadas fue simplemente la ‘fábrica del mundo’, hoy se posiciona como un centro de innovación y propiedad intelectual, creando nuevos estándares y hubs tecnológicos», afirmó. Este cambio se acelera con el avance de la inteligencia artificial y la robótica, que conducen a «fábricas autónomas» donde las decisiones se basan en datos en tiempo real.
Landesman compartió una reveladora anécdota de su visita a Bytedance (empresa madre de TikTok): «Recuerdo una frase que anoté casi sin pensar, pero que me sigue resonando: ‘Nosotras ya no confiamos en los humanos, confiamos en los datos.’ Y no lo decían con cinismo, sino como una convicción operativa: las decisiones ya no pasan exclusivamente por la visión del CEO, sino por lo que revela el análisis de datos masivos, en tiempo real».
El impacto para Argentina se traduce en un «efecto contagio tecnológico». Las empresas que trabajan con proveedores chinos se exponen a sus estándares y herramientas, lo que «genera presión para adaptarse, pero también abre oportunidades concretas de transferencia tecnológica». Landesman subrayó que «en 2023, China representó más del 50% de la inversión global en robótica industrial y lideró el ranking mundial de patentes en inteligencia artificial». Para él, «estar en contacto directo con estos espacios de innovación no es un lujo, sino una necesidad estratégica».
Redefiniendo las cadenas de valor y el potencial argentino
El liderazgo chino en inteligencia artificial, robótica y autos eléctricos está reconfigurando las cadenas de valor globales. Andrés Wei señaló que este avance «no solo está reduciendo costos y democratizando el acceso a estas tecnologías, sino que también está redefiniendo las ventajas competitivas tradicionales y estableciendo nuevos estándares técnicos». Para Argentina, esto abre oportunidades, especialmente en recursos como el litio, «esencial para las baterías del futuro», y en la manufactura de valor agregado.
«Ya vemos empresas de vehículos eléctricos como BYD invirtiendo en la región. La sinergia se amplía al aplicar tecnología china en sectores donde Argentina ya es competitiva», explicó Wei, visualizando «drones y sensores inteligentes optimizando cosechas o robots mejorando seguridad en yacimientos».
Alejandra Conconi, directora Ejecutiva de la Cámara Argentino China, puso de ejemplo el impacto de la industria del litio con el caso de Tsingshan en Salta y su planta química en Jujuy. «Era inimaginable pensar el desarrollo y potencial que tienen empresas de construcción, desarrollo inmobiliario, fábricas de insumos, comercio exterior, logística, servicios y otros tienen gracias a ser partes de esa cadena de valor donde debemos identificar los espacios donde somos competitivos», detalló.
Estrategias para la transferencia de conocimiento
Más allá de la importación de tecnología, la Cámara busca fomentar una verdadera transferencia de conocimiento. Andrés Wei propuso la creación de un Centro Binacional de I+D y Transferencia Tecnológica, que reuniría a profesionales biculturales y actuaría como un «puente de saberes», localizando know-how en Argentina. Este centro también sería un «semillero esencial para la formación de técnicos, ingenieros y científicos locales», con el objetivo de adaptar tecnologías emergentes como IA y Realidad Aumentada a la matriz productiva argentina. Adicionalmente, mencionó «Programas de Capacitación Técnica e Intercambio de Talentos» en áreas clave como robótica, energía renovable, IA y telecomunicaciones 5G.
Alejandra Conconi destacó que la llegada de empresas extranjeras siempre implica «capacitación al personal y técnicos locales». Mencionó la cooperación académica y tecnológica entre China y Argentina a través de acuerdos universitarios, ejemplificando con la Estación del Espacio Profundo CLTC CONAE Neuquén, reconocida internacionalmente por sus hitos en exploración lunar. «Miles de argentinos han viajado a China —y me incluyo— a través de programas de becas de investigación, seminarios y posgrados donde aprendemos de tecnologías de la mano de un país que hoy está innovando en todos los terrenos», agregó Conconi.
Miguel Paissanidis, CTO de Technology Bureau y Líder de la Comisión de Tecnología, ofreció una perspectiva matizada. Si bien es «complejo replicar, o mismo adaptar, los procesos observados en China» debido a las diferencias en estructuras de costos e inversión, Argentina debería «asimilar la visión global/completa/integral que ha tenido y mantiene China sobre los temas en los que realiza sus investigaciones, apartándose del tradicional enfoque mayormente cartesiano de las ciencias occidentales».
Para Paissanidis, el impacto tecnológico chino se refleja en los productos disponibles a nivel mundial, y la clave para Argentina reside en la exportación de tecnología del conocimiento y la «importación» del enfoque global chino para el análisis y síntesis de desarrollos tecnológicos.