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julio 18, 2025
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Treinta años de sabor y bienestar: Saint Gottard celebra su historia desde Mar del Plata

La marca marplatense de infusiones Saint Gottard cumple 30 años y lo celebra consolidada como una de las firmas más importantes del rubro a nivel nacional. Con una planta de más de 4.000 m² en el Parque Industrial, exportaciones a América Latina y una línea innovadora de suplementos dietarios, la empresa mantiene el espíritu familiar y emprendedor con el que nació en 1994.

Por Lucas Alarcón

Nació como una empresa familiar en 1994, en pleno corazón del Parque Industrial General Savio de Mar del Plata. Con una primera línea de fitomedicamentos pensada para farmacias, Saint Gottard fue pionera en la producción de infusiones con calidad farmacéutica en saquitos. Hoy, tres décadas más tarde, la marca marplatense ofrece más de 75 variedades de tés y más de 120 productos en suplementos dietarios, con presencia en todo el país y una expansión sostenida hacia mercados de América Latina y Estados Unidos.

Charlamos con Ignacio Mesa, socio gerente y uno de sus fundadores, para repasar la historia, los desafíos y el futuro de esta pyme marplatense que apuesta al bienestar natural.

“Empezamos con 15 productos y hoy tenemos más de 200”

—¿Cuál fue el primer producto que lanzaron hace 30 años y en qué están trabajando actualmente?
Lanzamos en el año 94-95 una línea de infusiones medicinales, unos 15 productos. Era una línea de fitomedicamentos, con control de calidad, mejor sabor y presentación, que buscaba ofrecer un producto medicinal en formato de saquitos. Hoy trabajamos más de 75 productos en infusiones y unos 120 en suplementos dietarios: mezclas de hierbas con vitaminas, un mundo nuevo que creció en los últimos años.

—¿La empresa nació para cubrir una necesidad puntual del mercado?
Sí. Vimos que no existía en el mercado una línea de infusiones medicinales con calidad farmacéutica. Venimos de familias farmacéuticas, y eso influyó. Las hierbas se vendían sueltas, sin trazabilidad, sin análisis. Empezamos a fraccionarlas en saquitos, con indicaciones de preparación, controles, y toda la información necesaria. Eso permitió ingresar primero en farmacias y luego ir ampliando la distribución. Después pasamos a líneas de té frutales, también con calidad internacional y packaging competitivo. Ahí apuntamos a reemplazar productos importados por uno nacional de calidad similar o mejor.

—¿Les costó que el consumidor se acostumbre al producto?
Éramos muy chicos: dos socios, uno o dos empleados. No hicimos un estudio de mercado previo. Probábamos los productos, los compartíamos en familia, y cuando vimos que gustaban y tenían buena rotación en los exhibidores de farmacias, lo escalamos. Fue muy artesanal, y después, cuando confirmamos que funcionaban, fuimos ampliando la distribución.

De las farmacias locales a las góndolas del mundo

—¿Cómo desarrollan un producto nuevo, como un té saborizado?
Vamos tomando datos del mercado, viendo tendencias, especialmente en Europa y Estados Unidos. Vemos hacia dónde se orientan los sabores y las combinaciones, y tratamos de adaptarlos al gusto argentino. Las bases de muchos de nuestros tés frutales premium son alemanas. Usamos proveedores de materias primas que también abastecen a marcas internacionales. Después se hacen pruebas, análisis, desarrollo de blend, diseño de packaging y lanzamiento. Algunos productos funcionan muy bien, otros no tanto, pero siempre se aprende.

—¿Qué implica estar presentes tanto en el mercado alimenticio como en el farmacéutico?
La experiencia fue muy buena. Al comenzar con infusiones medicinales, nos acostumbramos a trabajar con estándares de calidad farmacéuticos: número de lote, vencimiento, trazabilidad, mucho control. Hace 30 años la industria alimenticia no tenía tantas exigencias. Nosotros aplicamos esos estándares desde el inicio. Hoy la legislación alimentaria también es muy rigurosa, así que fue un buen aprendizaje haber empezado desde la farmacia.

—¿Cómo está conformada hoy la empresa?
Seguimos siendo los mismos dos socios. En la planta trabajan más de 90 personas, y el equipo total supera las 100 contando distribuidores, repositores, consultoras y personal externo. En invierno, con el pico de consumo, se suma personal temporario. También trabajamos con estudios contables, marketing y distribución en Buenos Aires.

—¿Cómo creció la planta desde sus inicios?
Arrancamos en el parque industrial con un laboratorio chiquito de 300 m². Hoy tenemos más de 4.000 m² cubiertos. Todos los años fuimos ampliando: nuevas líneas, galpones, ampliaciones estructurales. Ahora mismo estamos reformando vestuarios y el comedor. El crecimiento de la estructura acompañó al desarrollo del producto.

—¿Toda la producción se hace en Mar del Plata?
Sí, todo se fabrica acá.

—¿Qué proyectan para los próximos años?
Estamos trabajando en nuevas líneas dentro de los suplementos dietarios, un mercado que viene creciendo mucho. También estamos desarrollando una línea de infusiones con yerba mate para exportar a Medio Oriente y Estados Unidos, donde está muy de moda. Además, pensamos en nuevos formatos y presentaciones. Siempre hay proyectos en marcha.

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