Por Marcelo Díaz
Una vez más, el escritor e historiador Felipe Pigna estará a cargo de la apertura del tradicional Ciclo Verano Planeta, este año, con la presentación de su libro “Calles”. Será el lunes 2 de enero, desde las 21 horas en el Hotel cinco estrellas de Av. Patricio Peralta Ramos al 5700.
Previo al encuentro, Bacap accedió a una charla exclusiva con el historiador más conocido de la Argentina.
– Tenés asistencia perfecta a los ciclos Planeta…
– Hace 26 años que los vengo haciendo y es un honor. Para mí es un momento muy lindo, muy luminoso. Es la oportunidad de encontrarme con lectores de todo el país que es una de las características más lindas que tiene Mar del Plata, la de concentrar personas de todas las provincias. Disfruto mucho del momento de las preguntas como a la hora de firmar los ejemplares.
– Buen disparador el cartel de las calles para poder hablar de historia…
– Es una manera interesante de contar la historia argentina a través de las calles de Buenos Aires y que se repite a lo largo del país. La calle es un elemento constitutivo identitario interesante. ¿En qué calle vivís? Saber por qué se llama así. Si esa persona merece o no el homenaje. De quién se trata… no es un tema menor.
– Este tipo de proyectos o publicaciones permiten a los vecinos acceder a información que en muchos casos –no se sabe bien porqué- estaban ocultos…
–Hay muchos casos en los que se ha realizado plebiscitos o consultas para cambiar nombres, en algún caso hace justicia con nombres de calles que eran dictadores o indeseables para las sociedades. Lo mismo ocurrió con muchas escuelas y en donde las comunidades educativas decidieron en conjunto cambiar esos nombres. Y eso lo da el poder del conocimiento.
– Se me viene a la memoria el recuerdo de Osvaldo Bayer…
– Osvaldo siempre estuvo entusiasmado con ese tema. Muchas veces las víctimas honraban con el nombre de una calle a sus victimarios. Por eso siempre alentó a poner en valor los pueblos originarios e incentivó a que los nombres de las calles sean con vecinos representativos del lugar. Barrios nuevos que se construían y que, en muchos casos, está bien que sean ignotos para los de afuera de esa población, pero que son muy importante para los vecinos del lugar… eso es parte de la identidad. Valorizar gente que vale la pena nombrarla todos los días.
– Pero sigue habiendo una porción de la sociedad o de quienes tiene poder que se oponen.
– Hay mentalidades conservadoras que suponen que no hay que tocar nada. El mundo es dinámico, la historia es dinámica. En ese sentido estoy convencido que hay que renovar. Hay personajes que se lo merecen, como es el caso del Flaco Spinetta, en CABA. Estamos esperando que se le pueda imponer una calle con su nombre, al igual que Gustavo Cerati. Son los propios vecinos quienes lo están pidiendo y quieren que la calle Iberá – que es donde tenía su casa y estudio de grabación – pase a llamarse Alberto Spinetta.
Otro caso es Diego Maradona. Hay una esquina que el pueblo le puso nombre, que es Habana y Segurola, pero falta un poco más… falta que una calle lleve el nombre de alguien que generó muchas alegrías al pueblo.
– En esos casos muchos académicos no están muy convencidos. ¿Cómo te llevas con la academia, como se dice habitualmente?
– Con los círculos cerrados no me llevo bien, a veces los académicos lo son y muchas veces los convierte en egoístas. La academia no es un círculo cerrado, ha tomado nuevas formas. Ya no es la que conocíamos, los nuevos investigadores tienen una cabeza más abierta que está muy alejada de la que conocíamos. Hay una camada nueva de académicos que tienen una mirada totalmente diferente.
Y se nota en los paper que se generan constantemente y con temas que no habían sido transitados por la historia oficial. Trabajan sobre temas que la academia clásica no trabajó, como es el caso de la dictadura y los movimientos sociales, entre otros, que hoy son parte de la producción académica potente que tiene la Argentina.
– Esta semana un “académico” con mirada negativa sentenciaba por Twitter que tipos como Hernán Casciari o Darío Sztajnszrajber solo conmovían a aquellos que nada tienen que ver con su disciplina…
– Es muy gracioso que llegar a un público que no entiende del tema sea algo malo. ¿Escribimos para nosotros? Lo que hace Casciari es maravilloso. Si un escritor, historiador escribiría para los académicos todo sería muy malo.
A Soriano también lo rechazaba la academia. En algunos casos hay envidia; gente que ha escrito un libro y no han vendido más de cien ejemplares. Personajes como Fontanarrosa, Soriano o el mismo Casciari no son de su agrado, buscan las fallas literarias y se ponen en jueces porque suponen que tienen el canon de cómo debe ser… son los mismos que criticaban a Cortázar.”
– El argentino medio le interesa la historia, pero pareciera que no aprende…
– Al argentino le gusta la historia, pero tiene problemas con la memoria. Tiene una memoria selectiva. Como decía Freud: ‘la memoria y el olvido son actos de la voluntad´, tenés que querer acordarte y tenés que querer olvidarte. Hay una memoria selectiva por situaciones muy traumáticas que hemos vivido que preferimos no recordar.
Pero siempre es bueno recordar, no para fomentar el rencor que siempre es un veneno, sino para reforzar lo que hemos realizado bien. A pesar que hay muchos que alientan esa idea de país que no sirve para nada. Somos un país maravilloso con cosas más positivas que negativas.
– ¿Lo que vivimos con el mundial demostró algo más que lo deportivo?
– Lo que vivimos con la selección es una muestra de lo que somos como sociedad. No nos olvidemos que muchos hicieron lo imposible para que no sucediera lo que finalmente sucedió. Pero en realidad eran pocos, pero con mucha resonancia; pocos con muchos micrófonos que repetían la desazón. Ese grupo de la selección, con su cuerpo técnico a la cabeza, logró romper esa pared y demostrar que eran muchos más los que apoyaban. Y se notó en ese desahogo en las calles.
– ¿Cuál será la temática para el próximo libro?
– Ahora estoy descansando, pero estoy con ganas de empezar un proyecto sobre ´Exiliados´. No solamente los célebres que conocemos todos. Sino también aquellos que vinieron al país, en algunos casos, formadores de la clase obrera. La Argentina fue receptora y expulsora a su vez”
“Calles” no es un libro que tiene comienzo y fin, es más bien un material de referencia a la cual recurrir. Mar del Plata fue pionera con este tipo de publicaciones. En 1963, Juan Néstor Guerra publicó el primero en su tipo donde explicaba minuciosamente todas las calles existentes hasta esa fecha. Desde la década pasada el proyecto #AntesDeSerCalle también hace un trabajo similar en redes sociales y por medio de un blog; y – en 2020- la editorial de la Universidad de Mar del Plata lanzó “Calleo”, otra propuesta que a modo de guía busca poner al alcance de todos los nombres de las calles.
Queda a criterio del lector si está bien o no el nombre de la calle en que vive.
El Ciclo Verano Planeta tiene acceso libre y gratuito, dependiendo de la capacidad de la sala. Las charlas serán moderadas por los periodistas Nino Ramella y Martin Kobse.