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junio 25, 2024
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Cinco mitos y verdades sobre el frío: ¿qué dice la ciencia al respecto?

Se aproxima un invierno con temperaturas más bajas de lo normal y es un momento oportuno para desmitificar creencias erróneas alrededor de esta estación del año.

 

Por Luciana Mazzini Puga (Agencia de Noticias Científicas de la UNQ)

Después de un mayo frío y lluvioso, el Servicio Meteorológico Nacional alertó que durante este invierno el promedio de precipitaciones será menor al normal en gran parte del país, a la vez que la región pampeana, el sur del Litoral y gran parte de la Patagonia pasarán por temperaturas inferiores a las usuales, es decir, más frío. En este sentido, este artículo de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ busca desmitificar, junto a especialistas, cinco creencias alrededor de las bajas temperaturas para afrontar esta época del año informados y de la mejor manera.

1. “El frío enferma”

Contrario a lo que se cree habitualmente, no es el frío lo que genera enfermedades como la gripe, la bronquitis u otros virus clásicos de esta época del año, sino el comportamiento y las acciones de las personas. Así lo explica a la Agencia la médica infectóloga Leda Guzzi: “Las personas tendemos a hacinarnos o reunirnos en lugares cerrados sin ventilación y esto favorece la exposición a aerosoles y condensación de aire donde puede haber una alta concentración de virus y, por ende, riesgo de contagio”.

No son las bajas temperaturas las que traen enfermedades entonces, sino las condiciones relacionadas a ellas. Así, si las personas están en ambientes calefaccionados y secos, la sequedad ambiental puede generar irritación e inflamación en las vías respiratorias que hacen más factible la instalación de un virus.

Ahora bien, ¿qué pasa si una persona viaja sola a la Antártida, está desabrigada y no tiene a nadie alrededor que pueda contagiar un virus? “Si la persona tiene la ropa adecuada para mantener la temperatura corporal, no pasa nada. Ahora, si está desabrigado, la temperatura del cuerpo comienza a descender hasta superar los límites que soporta el cuerpo. Ahí es cuando se produce la hipotermia ya que los sistemas empiezan a funcionar mal. Pero no es el frío el problema, sino las circunstancias en las que está uno”.

2. “Si hay bajas temperaturas, no hay mosquitos”

Generalmente, las personas asocian los mosquitos con el calor y la frase que se suele escuchar, sobre todo en las últimas semanas, es: “Bajó la temperatura, pero sigue habiendo mosquitos”. Es que, una vez más, esta asociación es incorrecta. María Sol De Majo, investigadora del Grupo de Estudio de Mosquitos en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (UBA-CONICET), explica a la Agencia que efectivamente el frío afecta a las diferentes poblaciones de mosquitos pero de distinta forma y, muchas de ellas, resisten y sobreviven.

En el caso de la población Aedes aegypti (responsable de la transmisión del dengue) el desarrollo de larvas y pupas y la supervivencia y reproducción de los adultos está limitada principalmente por las bajas temperaturas. “Esta especie tiene huevos de resistencia que les permite a las poblaciones sobrevivir durante varios meses frente a condiciones desfavorables como la sequía o las bajas temperaturas. Por lo tanto, la población durante el invierno queda como huevo en diferentes recipientes”, manifiesta De Majo.

Por otra parte, la especie Aedes albifasciatus (el mosquito que está presente en las últimas semanas) tiene huevos de resistencia que le permiten resistir a la sequía y las bajas temperaturas. La hembra coloca los huevos individualmente sobre la tierra húmeda de las orillas de los charcos y, luego de una lluvia, cuando los huevos se mojan, nacen las larvas. “La cantidad de mosquitos depende de las lluvias. Las larvas, pupas y adultos pueden soportar las bajas temperaturas y por eso podemos encontrar este tipo de mosquitos durante todo el año. Esta especie tiene un amplio rango de distribución y se la puede encontrar hasta en Tierra del Fuego”, detalla la experta.

3. “El alcohol genera calor y combate el frío”

El alcohol produce una sensación momentánea de calor al dilatar los vasos sanguíneos y dirigir la sangre hacia la superficie de la piel. Sin embargo, al poco tiempo la temperatura del cuerpo disminuye y se siente más el frío.

Adrián Baranchuk, presidente de la Sociedad Interamericana de Cardiología, expresa a la Agencia: “El alcohol aumenta el diámetro de los vasos vasculares, fundamentalmente el de las arterias. Al llevar la sangre oxigenada al cuerpo, las arterias necesitan tener un diámetro especial para preservar el calor corporal. El etanol (uno de los componentes principales del alcohol) es un potente vasodilatador y provoca la pérdida del calor corporal”

Según narra el cardiólogo, si un paciente sufre de hipotermia (esté en la montaña o viviendo en la calle a muy bajas temperaturas), la ingesta de alcohol lo único que logrará es que se arriesgue a sufrir un paro cardíaco. “En Argentina con las temperaturas que hay actualmente es altamente probable que encontremos pacientes hipotérmicos, ¿cómo revertimos esto? Con frazadas magnéticas o eléctricas pero nunca con la ingesta de alcohol”.

4. “Durante el invierno no es necesario usar protector solar”

El protector solar se asocia con la playa, las piletas, el verano y en invierno pareciera que el riesgo que contrae la exposición al Sol es menor; sin embargo, no es así. Si bien el hemisferio sur de la Tierra está más alejado del Sol en invierno, los rayos ultravioletas llegan y son igual de peligrosos que en verano.

Según la OMS, estos rayos pueden causar daños en el ADN, quemaduras solares, reacciones alérgicas, envejecimiento prematuro de la piel y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. La recomendación principal del organismo es usar protector solar durante todo el año.

5. “No es bueno hacer ejercicio físico con frío”

Las bajas temperaturas no son, en realidad, un impedimento para moverse, solo que hay que tomar precauciones. El ejercicio físico tiene beneficios como contribuir a una buena salud mental, prevenir problemas ligados al sedentarismo como la obesidad, la hipertensión o la diabetes, y mejorar las capacidades motoras.

Con el frío, es necesario que las personas tomen medidas como mantenerse abrigado para no perder energía, hidratarse y estirar antes de iniciar la actividad puesto que los músculos están más contraídos y rígidos que en verano. Asimismo, quienes no suelen practicar ningún ejercicio físico no deben realizar ninguna actividad repentina que esfuerce a los músculos y al corazón para evitar problemas en la salud, sino de manera progresiva.

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