por Limay Ameztoy
“Si, claro que jugué alguna vez. Al principio es divertido pero después se puede volver complicado porque genera adicción y podés perder mucha plata”.
Quien habla es mi hijo (17) y su respuesta me conmociona. De pronto, ese mundo sobre el que había empezado a indagar con fines periodísticos se me presenta como algo mucho más cercano (y amenazante) de lo que había imaginado.
La conversación depara más sorpresas. También conoce chicos y chicas que “ganan mucha plata” pero no jugando, sino “trabajando como cajeros”. La changa tiene sus riesgos: hace poco uno de ellos tuvo que sincerarse frente a sus padres porque debía un millón de pesos: “Decí que pudieron cubrirlo, pero podría haberse metido en un problema enorme”.
Mientras lo escucho pienso en las horas dedicadas a conversar y reflexionar sobre temas que me parecían prioritarios (como el consumo problemático de sustancias, las conductas violentas o los vínculos tóxicos, por solo mencionar algunos) sin percibir que había otro tanto o más peligroso por lo invisible. Porque, como dijo Nicolás Cajg (Caetano), autor del libro “No va más”, a diferencia de otras adicciones como al alcohol o las drogas, la ludopatía no deja marcas visibles.
De pronto caigo en la cuenta de que la casi totalidad de los hogares con hijos e hijas adolescentes conviven, sin saberlo, con una amenaza. Porque la tentación está ahí, en nuestras propias casas, en las manos de nuestros hijos e hijas eternamente ligadas a sus celulares.
Asusta.
Señales de alerta
Las señales de alerta no solo se encienden en mi hogar. Las escuelas fueron, una vez más, las primeras en advertir la existencia de un problema. Aunque en Argentina las apuestas son legales a partir de los 18, muchos adolescentes falsean los datos y comienzan a apostar a partir de los 12. En algunos casos, el nivel de adicción los lleva a apostar durante los horarios de clases.
De a poco fueron alzándose otras voces. Entre ellas, las de profesionales de la salud mental. “Nos preocupa muchísimo” reconoció en diálogo con Bacap Pablo Della Savia, presidente del Distrito X del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Luego añade otro dato que grafica la gravedad del problema: “en 2023 -dice- el juego online se posicionó como el primer motivo de adicción en adolescentes, por encima del consumo de cualquier otra sustancia.
A nivel institucional, la concejal y docente universitaria Mariana Cuesta fue una de las primeras en alertar sobre el tema. “El juego online, sobre todo el relacionado con las apuestas, tanto las legales como las ilegales, sucede de una manera mucho más habitual de la que imaginamos” describió en diálogo con Bacap para luego considerar que las consecuencias pueden dividirse en tres grandes grupos: adicciones, endeudamiento y salud mental.
Qué está pasando
Para comenzar a comprender la complejidad del entramado en torno a las apuestas en línea es necesario comenzar separando la paja del trigo. Es decir, el juego legal del clandestino.
En la provincia de Buenos Aires existen desde 2019 siete casinos virtuales habilitados para ofrecer juegos digitales. Entre las firmas habilitadas se encuentran BetWarrior, la plataforma de apuestas online del Grupo Boldt, Bet365 -un sitio de apuestas online con sede en Reino Unido- y Betsson, empresa presente como sponsor en las camisetas de Boca y Racing, entre otros.
Pero esta reglamentación no impidió el juego clandestino. Según datos de 2023 del Instituto de Loterías y Casinos, el 80% de los sitios a los que acceden los jóvenes a apostar son ilegales.
¿A qué se debió este crecimiento, principalmente entre los más jóvenes? Como casi todo fenómeno, es multicausal. En el combo aparecen los cambios sociales y culturales que trajo aparejada la pandemia, con el crecimiento exponencial de los niveles de conectividad de los más jóvenes y la naturalización del reemplazo de las actividades recreativas presenciales por las virtuales.
Por otra parte, se trata de programas diseñados para producir adicción, efecto que (como en cualquier otra sustancia adictiva) suele ser más contundente cuánto más joven (y más vulnerable) es la persona que con consumo problemático.
Así las cosas, para los adolescentes apostar le suma diversión y adrenalina a un entretenimiento que de por sí les resultaba atractivo (como pueden ser las competencias deportivas). Si a esto se suma que es una propuesta a la que se accede prácticamente sin limitaciones de horario ni espacio físico y que brindaría la posibilidad de ganar dinero, la fórmula parece ser perfecta.
A todo esto, las campañas mediáticas hacen su aporte. El juego online es promocionado desde sitios legitimados en la opinión pública, como son los equipos de fútbol -algunos casinos online son sponsors de los principales equipos nacionales- y por personalidades que son tomadas como referentes por los adolescentes, como los streamers.
Otros actores claves del circuito son los denominados cajeros, que muchas veces son compañeros y hasta amigos de los apostadores. En una economía recesiva, con cada vez menos oportunidades laborales y mayor precarización, la posibilidad de ganar “dinero fácil” hace que muchos se presten al juego y hasta lo consideren un trabajo.
Lo que la mayoría no percibe hasta que suele ser demasiado tarde es que están ingresando en una maquinaria muy parecida a una estafa piramidal en la que tienen altas chances de quedar atrapados por deudas, aunque en su caso no tengan que ver con la ludopatía.
Cómo detenerlo
Esa es la pregunta que varias personas comenzaron a hacerse, principalmente en los últimos meses, cuando la dimensión de la bola de nieve comenzó a ser tan grande que fue difícil seguir ignorando su existencia (o fingir que se ignoraba).
Cuesta relató que esa fue la pregunta que se planteó a mediados del año pasado, cuando comenzó a detectar la problemática en las aulas marplatenses, tanto por experiencias personales como de sus colegas docentes.
“Cuando junto con mi equipo nos preguntamos qué podíamos desde el Concejo Deliberante nos dimos cuenta de que en gran parte dependía de decisiones que no podíamos tomar como Municipio sino que debían ser tomadas por Provincia o Nación” recordó y destacó que “afortunadamente, en los últimos tiempos varios legisladores están impulsando proyectos relacionados con la temática”.
Entre ellos cabe mencionar los impulsados por el diputado Eduardo Toniolli (Unión por la Patria) quien propuso limitar las publicidades de los casinos online. “Es un esquema similar al que se aplica para los cigarrillos y el alcohol” resumió Cuesta, quién explicó que en caso de aprobarse la propuesta, las únicas publicidades autorizadas serían las digitales direccionadas a mayores de edad que hayan expresado su consentimiento previo.
Otros proyectos apuntan a endurecer las normas que regulan el juego. Por este camino avanza el proyecto de la diputada bonaerense Abigaíl Gómez -PRO- quien entre otras medidas propuso impedir que las billeteras virtuales que tienen a adolescentes entre sus usuarios puedan ser utilizadas como método de pago en casinos en línea.
Sin embargo, todas estas iniciativas tendrían incidencia sobre el mercado regulable, que es el de las apuestas legales. Las clandestinas, por su propia naturaleza, no se verían afectadas sino, incluso, podrían verse potenciadas.
Y es aquí donde Cuesta considera clave la realización de tareas de prevención, un plano en el que sí pueden desarrollarse acciones a nivel local. En este marco, la edil impulsó un paquete de ordenanzas -ya aprobado- que incluye la realización de campañas preventivas dirigidas a adolescentes y jornadas de trabajo para analizar la temática de manera intersectorial.
Además, en las últimas semanas añadió una iniciativa para que durante las actividades que deportivas que se realicen en los establecimientos del EMDER se emitan mensajes -ya sea a través de la voz del estadio o de pantallas- alertando sobre los riesgos de adicción, endeudamiento y problemas de salud mental asociados a las apuestas en línea..
En busca de respuestas
A todo esto, cabe preguntarse: si es vox populi la existencia de un sistema clandestino de apuestas, ¿qué pasa con los circuitos que deberían ponerse en marcha para perseguir y sancionar este tipo de delitos?
También de a poco el sistema judicial parece haber ido reaccionando en el último tiempo. Sin ir más lejos en Mar del Plata, durante mayo, se realizó un megaoperativo que incluyó 20 allanamientos simultáneos y que habría logrado desmantelar una de las más importantes redes de casinos clandestinos que operaba desde la ciudad. El equipo que lleva adelante la causa -con la fiscal Laura Mazzaferri y el juez Santiago Inchausti a la cabeza- reconoció su sorpresa ante los números que manejaba el grupo: entre el año 2021 y horas antes a ser desbaratada se contabilizaron depósitos en el mundo de las criptomenadas por 8.800 millones de pesos.
¿Qué garantías existen de que no haya otros casinos clandestinos operando? ¿O que el mercado dejado vacante a partir de los operativos sea ocupado rápidamente por otro? La verdad es que muy pocas.
La única certeza pareciera radicar en la necesidad de avanzar hacia una sociedad que visibilice esta problemática, la ponga en palabras y que no deje toda la tarea en manos de las instituciones (ya sean la Justicia, la Policía, la Legislatura o las escuelas) sino que lo entienda como un desafío colectivo, donde las familias juegan un rol clave.
Una sociedad en la que en casi todas las casas una persona adulta le plantee (sin ánimo censurador, sino con espíritu constructivo) a un adolescente las preguntas que dieron inicio a este informe: ¿sabés qué son las apuestas en línea? ¿Alguna vez jugaste?