Cine a 90 centímetros del suelo
Con un estilo de dirección característico, conocido como «tatami shot», e historias cotidianas del Japón post Segunda Guerra Mundial, Yasujiro Ozu es considerado uno de los tres grandes cineastas japoneses del siglo XX.
Un vaso con shake (bebida alcohólica hecha a partir del arroz) y el cigarrillo entre los dedos, eran los distintivos del conocido «dandy» oriental, el cineasta Yasujiro Ozu. La leyenda de este director, tras su muerte por cáncer en 1963, se bambolea entre dos rótulos: «El más japonés de los directores japoneses» y «el más occidental de los directores japones». Lo que no hay dudas es sobre su legado en el Séptimo Arte a pesar de ser eclipsado por las exitosas sombras de Kurosawa y Mizoguchi.
La filmografía de Ozu se puede dividir en dos etapas. La primera en sus inicios durante la Gran Depresión de 1929, que golpeó económicamente fuerte a Japón; no tenía un estilo definido sino que filmaba comedias mudas por encargo para los estudios Sochiku. Su segunda etapa, tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, fue donde encontró la técnica y narrativa que lo caracterizarían hasta el fin de sus días.
Ozu expresaba que «no existía una única gramática cinematográfica», sino que «había otra manera de contar historias». Hay quienes lo acusaron de no seguir los patrones establecidos y no utilizar elementos ya fijados como los fundidos en negro ó los planos contra-planos en los diálogos. Sin embargo, decidió sustituir estos elementos por una serie de planos que se convertirían en una de sus herramientas más aclamadas.
La técnica y narrativa zen de Yasujiro Ozu
Se puede reconocer como técnica propia el «tatami shot». La cámara situada siempre a la altura de una persona que esté sentada, como en el tatami tradicional. Esto quiere decir que los planos eran tomados a unos 90 centímetros del suelo. La toma entronca directamente con el arte zen al cual Ozu basó sus historias. Por otro lado, al no utilizar fundidos en negro, en cada escena nueva añadió una serie de fotogramas que van de lo general a lo particular para que el público pueda situarse espacialmente. Con respecto a los diálogos, llevó a cabo tomas frontales de los protagonistas a través un plano general para mostrar la posición física de los personajes, y la interacción entre ellos la realizó con un plano medio en el que el actor habla a la cámara, como si de su interlocutor se tratase.
La narrativa y el lenguaje de las películas durante sus últimos 15 años de vida, expresaron cotidianidad y sencillez. Producciones totalmente minimalistas donde los hechos importantes ocurrían en los interiores, ya sean en casas ó bares. El director cargó todo el peso en los diálogos de las distintas clases sociales que veían cómo Japón avanzaba hacia la modernidad. Por eso, la cámara no se mueve, no existen ni panorámicas ni zooms. Todo es interno.
Yasujiro Ozu, uno de los grandes directores del cine del Siglo XX, vivió de la popularidad de su tierra natal, pero no fue reconocido en el exterior. Reminiscencia que llegaría años después de su muerte. Algunos cineastas contemporáneos tomaron parte de su ténica como es el caso de Wes Anderson.
Para introducirse a su filmografía, recomendamos empezar por «Tokio Story» (1953), su obra más aclamada; Early Spring (1956) y Good Morning (1959).