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mayo 2, 2024
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El Polivalente de Arte, la escuela que se mantiene entre todos y todas

Los sábados son el día donde mamás y papás comenzaron a juntarse -impulsados por una Cooperadora activa- para mantener las condiciones de la escuela: electricidad, pintura, mantenimiento general y toda idea que sume. 

Por Melisa Morini

Entre estudiantes que circulan con instrumentos por las escaleras y chicas que levitan con polleras y peinados iguales, un grupo de mamás y papás se distribuye las tareas,  coordinados por Verónica, que tiene puesta la camiseta del Poli, literal y simbólicamente.

Verónica Scarnichia es la presidenta de la Cooperadora de la Escuela Polivalente de Arte. Su mamá fue parte de la Asociación, su hija es egresada de esta escuela, trabaja con su marido en la cooperadora y pasó por todos los roles, fue vocal, secretaria, tesorera y hoy es presidenta. También, es tesorera en la Federación de Cooperadoras Escolares de la ciudad (FECOE).

La Cooperadora es un nexo entre todos los participantes de la comunidad educativa. En el Poli, “la matrícula es de 620 estudiantes aproximadamente, todas las familias son socias, en la medida en que puedan aportar, y los integrantes de la comisión somos nueve”, relata Verónica y agrega que “siempre estamos haciendo algo, con los papás y también con los chicos: ferias, festivales, rifas, siempre con fines recaudatorios para cosas de la escuela”.

“A principio de año se colocaron los pisos de dos salones de danza con el dinero recaudado en un festival, compramos una batería para el Ensamble con una rifa, gestionamos un festival en conjunto con el IPA (Instituto del Profesorado de Arte) para arreglar aulas, en fin, así trabajamos, siempre en red”.

Hoy, la presidenta de la cooperadora celebra la presencia del Estado que financia obras importantes y la respuesta del Consejo Escolar pero recuerda que no siempre fue así. La esencia de la cooperadora sin embargo es otra, es horizontal, democrática y voluntaria.

Un edificio icónico

El año que viene la escuela de Arte cumplirá cincuenta años como tal, antes fue el Hotel Majestic, fundado en 1928. Aquí durmió el autor de El Principito, Saint Exupery, “la carga histórica y cultural del edificio merece una preservación muy superior a la que tiene y como miembro de la comunidad educativa está bueno dar una mano”, comenta un papá.

Fernando Frattini es arquitecto y papá de una alumna de esta escuela, para él “el Poli tiene una cuestión que les genera a los pibes desde el primer momento en que entran y es el sentido de pertenencia. Es una escuela diferente, siempre hay música, hay expresión, hay invitación”.

“A mí toda la educación formal me la dio la educación pública, desde la primaria hasta la universidad con lo cual soy profesional y vivo de lo que estudié y nunca se me pidió una retribución. Entonces, tener la oportunidad de venir y devolverle algo a la escuela pública es poner un granito de arena y una especie de devolución a todo lo que recibí”, lanza Fernando.

Verónica Scarnichia es la presidenta de la Cooperadora de la Escuela Polivalente de Arte.

Hacer comunidad

Diego y Luciana se vinieron a vivir hace poco más de un año de La Matanza a la feliz. Sus hijos cursan en esta escuela, mismo lugar que los convoca un sábado a la mañana. Luciana lija y prepara una pared para pintar y Diego coloca un pizarrón con Fernando. 

“Me sorprende esta escuela” comenta Luciana, “me gusta porque da la sensación de que sus puertas están siempre abiertas, no dejas a tu hijo, podés pasar, conocer, vincularte, los chicos se sienten como en casa y la propuesta de participar en estas jornadas me involucró porque siento que se contagia esa sensación de habitar la escuela y sentirse parte”. 

Para Verónica, también es un ensamble la familia del Poli “con el IPA por ejemplo no compartimos sólo el edificio sino los lazos porque en muchas ocasiones los estudiantes del profesorado son papás y mamás de estudiantes del Poli o muchos chicos de la escuela siguen carrera en el profesorado por lo tanto acá convivimos”.

En el buffete trabaja Marcelo, esposo de Verónica y miembro de la Asociación cooperadora. La atención es un trabajo voluntario: “nos turnamos para atender, a veces vienen mamás, a veces egresadas de la escuela y también estoy yo”, relata Scarnichia, agradecida con la respuesta invaluable de la sociedad, que dice presente cuando no hay dinero que retribuya el tiempo invertido.

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