Los estudiantes de la universidad pública que egresaron el viernes participaron este año del campamento sanitario en diferentes lugares del norte argentino. Dos flamantes médicos describen cómo fueron esas prácticas médicas y el aporte a su formación su profesional.
Por Agustín Casa
El pasado viernes 34 médicas y médicos egresaron de la UNMDP. Se trata del primer grupo de la segunda camada de la carrera. De este modo, este año se recibieron los primeros 123 profesionales de la Escuela Superior de Medicina de la UNMDP.
El grupo que egresó la semana pasada participó este año del Campamento Sanitario de la Práctica Final Obligatoria (PFO) de la carrera de Medicina en el norte del país, en lugares como Amaicha (Tucumán), El Impenetrable Chaqueño, El Espinillo (Chaco), y Cachi y Seclantás (Salta).
Agustina Nielsen es oriunda de Necochea y una de las 34 egresadas y egresados del viernes. Este año hizo una estadía de veinte días en Cachi (Salta). Allí realizó las prácticas en el Hospital San José de Cachi y en postas sanitarias de los alrededores, donde profesionales de la salud brindan atención a las comunidades que viven en las cercanías.
“Las practicas realizadas en el norte de Argentina consisten en brindar asistencia sanitaria en zonas alejadas y, por tanto, con cierta obstaculización de tipo geográfica a servicios sanitarios de mayor complejidad. El lugar al que vamos a realizar las practicas es el servicio asistencial mas cercano para toda una población que se referencia con un lugar y con profesionales en específico”, cuenta a Bacap Nielsen.
Respecto a las prácticas realizadas en Cachi, la egresada de la UNMDP describe: “Tuve la oportunidad de convertirme en agente sanitaria, charlar de forma interactiva con miembros de la comunidad sobre enfermedades frecuentes para que tengan mas información de las mismas, realizar actividad física con ellos para promover los buenos hábitos, llevar a cabo controles de salud de niñes y adolescentes, brindar consejería en educación sexual y reproductiva, atender demandas espontáneas y colaborar en la generación de datos sobre el estado de salud de la población para poder elaborar prácticas que sigan ayudando a la accesibilidad. Siempre acompañada por profesionales de la salud con vocación por su trabajo”.
“Lo enriquecedor y sorprendente de Cachi es ver cómo los recursos realmente se administran de la mejor forma posible para hacer accesible la salud para todos”, destaca Nielsen.
Sobre los trabajos realizados, detalla que “pudimos visitar a las personas en sus casas con les agentes sanitaries, ir a varios colegios a realizar controles de salud del niñe y adolescente, realizar charlas semanales en conjunto con kinesiólogos, nutricionistas y enfermeres sobre enfermedades frecuentes en la población adulta del área programática, observar cómo desde la gestión del hospital se busca traer constantemente a los especialistas del área de la salud más requeridos desde Salta capital a Cachi para mejorar la accesibilidad a los mismos (es un viaje de 3 horas mínimo en vehículo, y no es un recurso con el que toda la población cuente)”.
“Es esperanzador poder presenciar el excelente funcionamiento de lo que uno lee constantemente en los textos que hablan de la salud como un derecho y la atención primaria como la puerta de entrada de cualquier individuo a los servicios de salud”, agrega y subraya: “El valor de estas prácticas es confirmar desde la vivencia propia que una buena gestión en salud, que permita acercarse a la comunidad y brindarle una asistencia accesible y completa, es posible”.
Además, resalta que mediante la escucha pudo conocer y dar valor a las costumbres de las comunidades locales. “Simplemente escuchando y compartiendo tiempo principalmente con los adultos mayores, pudimos conocer muchas formas tradicionales propias de cada familia de curar enfermedades frecuentes; ver el valor y respeto que mantienen por la madre tierra”, reconoce.
Por su parte, otro de los egresados, Leandro Goncalves (oriundo de Brasil), realizó las prácticas entre junio y julio de este año en el Hospital B. Olmos de Seclantás (Salta).
“Mi experiencia por el campamento sanitario estuvo repleta de aprendizaje, de conocimiento, y de nuevos sentidos. Estar inmerso en una nueva realidad y poder reconocer las diversas vulnerabilidades que se presentan fue desafiante, pero me contribuye a ser un profesional volcado a las reales necesidades de las personas”, cuenta Goncalves.
En relación a las prácticas realizadas durante su estadía en Seclantás, Goncalves comenta: “Pude acompañar a los agentes sanitarios a las casas de las familias y, en ese ámbito, realizar controles de embarazo, niño sano y control de vacunación, desarrollar acciones promo-preventivas, reconocer situaciones de alarma (violencia o agravamiento del estado de salud), acercar medicación a los pacientes, control de diabetes y otras enfermedades crónicas y detectar situaciones de vulnerabilidad socioeconómica”.
“Poder llevar a cabo esas acciones en la casa de las familias y no adentro de un consultorio es sin dudas el pilar clave del campamento sanitario. Para mí fue lo mejor, poder charlar, conocer y observar las distintas maneras de cuidado de esas personas”, sostiene.
El egresado remarca que el campamento sanitario contribuye a la afirmación de los valores que se fomentan en la carrera de Medicina de la UNMDP. En esa línea, comenta que la carrera, “con una currícula innovadora, proporciona una formación integral, empática y centrada en el paciente”.
“El campamento sanitario contribuyó a la consolidación de esos valores y a la formación del profesional que deseo ser en el futuro”, concluye.